Epílogo

141 8 71
                                    

Las olas rugen furiosamente, golpeándose contra la orilla de la playa de Broadchurch. El cielo gris, encapotado, presagia la llegada de nuevas lluvias, como si éstas fueran las responsables de hacer desaparecer de sus historia estas últimas y dolorosas semanas. La familia Latimer está de pie frente al acantilado Briar, cerca del lugar en el que apareció el cuerpo de Danny, que fue lo que provocó que su pesadilla más aterradora tomase forma, amenazando la felicidad de cada uno de sus días. Chloe, que da una ligera mirada a su madre por la periferia de su visión, se arrodilla en la arena, dejando un bello y fresco ramo de flores sobre ésta, a modo de despedida y remembranza. Ninguno de ellos olvidará jamás a Danny, y está segura de que muchos en el pueblo tampoco lo harán. Beth acaricia entonces los hombros de su hija mayor con ternura, intentando subirle el ánimo.

—Le echo muchísimo de menos —sentencia la adolescente de cabello rubio, sintiendo que las lágrimas saladas amenazan con aparecer en sus ojos, y así, caer por sus sonrosadas mejillas.

—Yo también —concuerda la joven madre de cabello castaño, agachándose junto a su hija, abrazándola contra su pecho con un inmenso cariño, antes de besar su frente afectuosamente, agradeciéndole implícitamente todo lo que ha hecho por ella, lo valiente que ha sido estas últimas semanas.

—No te hemos enseñado este sitio —Mark le habla a la pequeña infante en sus brazos, y Lizzie emite pequeños sonidos de alegría—. No podemos dejar de venir aquí, ni olvidarlo —aunque sabe que la niña es aún demasiado pequeña como para comprender aquello que está comunicándole, al fontanero de cabello castaño no parece importarle—. No un lugar tan bonito —sentencia con un tono lleno de cariño, acariciando la cabecita de su hija pequeña, acunándola en sus brazos—. Aquí perdimos a tu hermano, cariño —Beth se percata de que su marido no ha dicho «nos arrebataron», sino «perdimos», lo que indica claramente que, a pesar de todo el daño que les haya podido provocar ese despreciable ser, ellos van a continuar viviendo, sin rencor, sin odio—. Te habría querido —la joven madre siente cómo las lágrimas amenazan con salir por sus ojos nada más escucharlo decir esas palabras, pues en cada una de ellas nota el compromiso de Mark con su familia, así como el amor que les profesa a cada una de ellas—. Le habría encantado tener una hermana pequeña a la que mandar —se carcajea, antes de sentir cómo Beth y Chloe se acercan a él, colocándose frente a él, con su mujer acariciando el rostro de su hijita—. Tenemos que recuperar eso por ti, Lizzie —le expresa a su retoña, quien balbucea realmente contenta por la atención que está recibiendo en este mismo instante—. Y por nosotros —el fontanero intercambia una sonrisa cariñosa con su mujer, quien lo sujeta por la cintura en un gesto amoroso—. Que nuestro amor sea tan fuerte como el acero —desea, asintiendo ligeramente ante la mirada llena de orgullo que Beth le dirige—. Así es como ganamos.

—¡Eh, llegáis tarde! —exclama Beth con una sonrisa dulce, abrazando los hombros de Chloe, habiendo posado sus ojos en la familia Miller, así como en Cora Harper y Tara Williams, quienes los acompañan, con bolsas en las manos.

—¡Sí, pero traemos patatas! —exclama Ellie de vuelta, sonriéndoles con evidente alegría, con Tom, su hijo mayo, enseñándoles la bolsa que lleva en su mano derecha, llena de deliciosos aperitivos que piensan degustar todos juntos en la playa.

—¡Por no hablar de los refrescos! —apostilla Tara Williams, quien tiene en su mano izquierda otra bolsa llena de bebidas para todos ellos.

La mujer pelirroja, cuyo cabello ya está prácticamente canoso, advierte en ese preciso momento que su querida hija parece más ausente que de costumbre, como si estuviera pensando en otros asuntos y no estuviera concentrada en el ahora. Williams sabe a qué se debe este cambio en la actitud de su hija, y espera que pueda resolver aquellos problemas que plagan su mente, pues no es muy habitual el verla así de calladas y distraída.

La Verdad tras la Justicia (Broadchurch)Where stories live. Discover now