Capítulo 9

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Hace varios minutos Coraline ha llegado a casa de Alec Hardy con una bolsa llena de alimentos, y en menos de lo que canta un gallo, se ha puesto a cocinar algo de pescado para los tres. Ellie le ha echado una mano con evidente satisfacción, deseando sentirse útil. Mientras la ayudaba a pelar las patatas cocidas para acompañar al pescado, la castaña ha contemplado lo bien que la pelirroja se desenvuelve en la cocina. El inspector por su parte se ha decantado por preparar una sencilla ensalada en la propia mesa del comedor, pues las dos mujeres han ocupado todas las encimeras de su pequeña cocina.

Mientras prácticamente engullen la comida en la pequeña mesa que hay junto a la ventana que da al río de Broadchurch, Alec debe admitir que, aquel ambiente doméstico y hasta cierto punto familiar, lo hace feliz. Nota al momento que la joven a su izquierda se ha preocupado por preparar una comida lo más saludable posible para los tres, pero especialmente para él, demostrándole una vez más lo amable y considerada que es.

El silencio que se ha asentado entre ellos es algo tenso, y tanto el escocés como la expolicía están tentados a preguntarle a la mujer de veintinueve años de qué ha hablado con Jocelyn, pero prefieren guardar silencio. Ese es un asunto personal, y no quieren invadir su privacidad. Confían en que Cora se lo contará cuando sea el momento oportuno.

No soportando por mucho más ese vacío conversacional, Alec decide hablar.

—Claire tiene que ver a Ashworth —sentencia, y nota inequívocamente como dos pares de ojos, unos pardos y otros cerúleos, se vuelven hacia él al momento—. Quiero que se reúnan —el inspector cruza su mirada parda con la de sus amigas y compañeras, y estas parecen contemplar su respuesta ante sus intenciones.

—¿Y no lo ve como un riesgo? —cuestiona finalmente Ellie en un tono preocupado.

La joven taheña desvía su mirada hacia su jefe, arqueando una de sus cejas: hay algo en su ademán... Ese imperceptible arqueo en sus cejas y el tono algo rasposo en su voz, que le indican que Alec tiene un plan oculto. Uno del que, por el momento, no las quiere hacer partícipes. Sea lo que sea, la sargento confía en él y en aquello que tenga premeditado, pero espera, por su propio bien, que no sea muy peligroso.

—No —Alec no pierde tiempo en negarlo—. Como un riesgo no. Como una oportunidad, y solo habrá una.

—Hágalo oficialmente —sugiere Ellie—. Háblelo con Ava Stone, la nueva jefa de Cora —añade, pues cuando se han reunido esa misma mañana en aquel lugar, la avispada muchacha la ha puesto al día sobre el cambio de situación de la comisaría, y por sus palabras, parece que Stone es alguien de fiar—. O háblelo con alguno de sus antiguos jefes...

—Ese es el problema —sentencia la sargento taheña, tragando el ultimo trozo de pescado en su plato—: a nadie le importa, Ellie. Y mucho me temo que, ni siquiera mi nueva jefa podrá reabrir el caso, a menos que contemos con nuevas pruebas fehacientes. Y, por si fuera poco, se trata de Sandbrook. Un caso que fue un auténtico calvario para todas las personas involucradas.

—Exacto —Alec asiente ante sus palabras—. Harper tiene razón. Nadie quiere acercarse a un caso envenenado —sus ojos están fijos en la castaña ahora, con una emoción, una honda congoja y profunda culpabilidad en ellos—. Fue culpa mía. Necesito arreglar las cosas —ratifica en un tono melancólico y ciertamente funesto.

El Inspector Hardy siente al momento una agradable y reconfortante sensación en su mano izquierda, la cual tiene apoyada en la superficie de la mesa. En cuanto desvía su mirada hacia su mano, ni siquiera necesita alzar el rostro para comprobar quien es la dueña de esa cálida y clara mano derecha, que tiene sujeta la suya en un gesto de apoyo y consuelo.

—Lo resolveremos —afirma la joven de ojos marinos en un tono confiado. A los pocos segundos retira su mano al sentir la mirada de Ellie sobre ella, así como un ligero cosquilleo que la invade desde la palma, la cual tenía sobre el dorso de Alec. La calidez que ha empezado a sentir desde que ha vuelto a verlo se ha tornado un poco más intensa. Hace lo posible por evitar ruborizarse.

La Verdad tras la Justicia (Broadchurch)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora