Capítulo 20

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Beth Latimer se ha reunido con Maggie Radcliffe, Olly Stevens y Paul Coates en la sala de estar de su casa. Tras haber sido testigo del acto extremo de valor que ha realizado la Sargento Harper para defender a Danny, la joven madre ha decidido crear una asociación que lleva su nombre. Debe intentar que lo sucedido a su hijo no se repita nuevamente. Y una asociación podría ser suficiente para hacer algo al respecto. Los niños podrían tener la ayuda necesaria para hacer frente a semejantes situaciones.

—Sería una organización benéfica encargada de ayudar a los niños en su transición a secundaria —se explica la joven madre en un tono tranquilo, gesticulando con sus manos mientras sus ojos castaños se posan en el vicario y los dos periodistas del periódico local—. Ese momento en el que están creciendo, pero aún siguen siendo unos niños... Esa edad en la que empiezan a tener secretos —continúa, antes de tomar un sorbo de su taza de té, pues aquella mañana, que ahora pasa poco a poco a mediodía, se ha tornado algo fría—. Podríamos crear grupos, hacer una página web, montar una línea telefónica... —expone sus ideas de manera entusiasta, antes de contemplar que la expresión del sobrino de Ellie se torna algo preocupada.

El joven reportero en potencia observa a la madre de Danny con una mirad algo apenada a la par que indecisa. Hay algo que debe decirle, pero no sabe si tiene la voluntad para hacerlo. Sin embargo, no puede dejar que Beth se ilusione por algo que, desgraciadamente, ya está implementado en algunas partes del país.

—Es una idea genial, pero hay sitios donde ya hacen eso.

Maggie decide intervenir, utilizando un tono y un acercamiento más amable que el de Oliver.

—Mira, Beth, para conseguir fondos para algo así, en estos momentos, necesitarás una propuesta muy original —le comenta en un tono suave, con la esperanza de no hacer añicos sus ilusiones. Pero debe decirle la verdad, aunque duela—. Lo siento, tesoro.

—No pienso parar —asevera la joven madre de cabello castaño, realmente determinada en conseguir aquello que quiere—. Habrá una organización con el nombre de Danny.

Pau Coates intercede entonces en un tono conciliador.

—Bueno, los tres hemos estado hablando antes de llegar aquí, y... —parece tener dificultades para encontrar las palabras adecuadas, por lo que se interrumpe por unos segundos—. Hay un pequeño grupo —sentencia finalmente, mientras Maggie y Olly contienen el aliento, esperando a que le explique a Beth los pormenores de ese grupo—. Son nuevos, pero hacen el trabajo más complicado.

—¿Qué clase de trabajo? —Beth, finalmente hace la pregunta que los tres invitados a su mesa estaban temiendo desde que se han planteado la posibilidad de mencionarle esta oferta.

El vicario de cabello rubio intercambia una mirada con la redactora jefe del Eco de Broadchurch, así como con el sobrino de Ellie.

—Trabajan con agresores sexuales que ya han acosado a niños —el hombre de ojos azules finalmente responde a la pregunta de la madre de Danny, y casi al momento, contempla cómo su rostro palidece al momento—. Les proporcionan apoyo para evitar que vuelvan a reincidir.

—Los rehabilitan a largo plazo —aclara Maggie, intentando suavizar este ofrecimiento.

—Así que... —Beth traga saliva antes de pronunciar sus siguientes palabras con algo de tirantez—. ¿El legado de Danny será ayudar a la clase de hombre que lo asesinó?

—Si quieres evitar que agredan a otros niños —comienza Paul, intentando convencerla, pues todos en esa estancia han advertido su animosidad ante la idea—, hay que detener a la gente que lo hace —traga saliva antes de suspirar, siéndole cada vez más complicado el sostenerle la mirada a la madre de Danny—. Ahí es donde se necesita más ayuda. Porque es algo que a la gente le da miedo —sentencia antes de darle un argumento—. Pero tú eres diferente, Beth. Eres valiente.

La Verdad tras la Justicia (Broadchurch)Where stories live. Discover now