Capítulo 2

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En la penitenciaría de Dorset, el reverendo de la iglesia de San Andrés, de Broadchurch, ha acudido a entrevistarse con uno de los reos a petición expresa de éste. Lleva acudiendo a la penitenciaría desde hace varios meses, aproximadamente un mes después de la detención del preso. Éste está sentado ahora en una mesa para entrevistas, en una amplia sala de color neutro. En esa estancia es habitual encontrar a los convictos o a los que esperan por un veredicto. En su mayoría se entrevistan con sus familiares o amigos, aunque muchos otros ni siquiera pisan esta sala para empezar. En otros casos, utilizan estas visitas para despedirse de sus seres queridos una vez su sentencia ha sido dictaminada por un tribunal.

El reverendo Paul Coates, cuyo rostro claro ha envejecido ligeramente en estos ocho meses desde que se encontrase al asesino de Danny Latimer, está sentado frente a Joe Miller, ataviado con su habitual sotana negra, con un alzacuellos. Le ha crecido vello facial del mismo color claro que su pelo, rubio. En cambio, Joe Miller a diferencia de algunos de los presos, no va vestido con un mono de preso, sino que lleva una camisa y pantalones en distintos tonos de gris, además de unas deportivas blancas. Ambos están con las manos entrelazadas y los ojos cerrados mientras Paul recita una oración.

—Señor, danos la fuerza para poder afrontar este día lleno de retos. Concédenos la sabiduría para poder elegir el camino correcto, y concédenos compasión para entender el impacto que nuestras acciones tienen sobre otros —su tono de voz es solemne, esperando que Joe haya captado el mensaje implícito en sus palabras—. Estamos en un cruce de caminos, y te pedimos que nos guíes en la oscuridad, hacia la luz —ambos abren los ojos, y mientras escucha las palabras del vicario, Joe distraídamente da vueltas a la alianza que aún tiene en su mano izquierda—. Hacia tu perdón y tu piedad. Guiaos por el camino de la redención bajo tu mirada. Amen —finaliza la oración, y ambos se santiguan. De pronto, un agente de la penitenciaría se acerca a ellos—. Tienes que irte —sentencia Paul factualmente.

Joe parece nervioso, observando al guardia que tiene sus ojos posados en él. Decide concentrar su atención en el vicario de su parroquia.

—¿Saben que vienes aquí?

El reverendo Coates niega con la cabeza.

—No, nadie lo sabe —contempla con sus ojos claros cómo Joe se levanta de la silla frente a él, siendo sus brazos sujetos por parte del guardia de seguridad—. Sé fuerte hoy, Joe —le dice en un tono conciliador, pues sabe que, la vista de hoy será decisiva para declararlo culpable del asesinato de Danny Latimer.


Entretanto, los Latimer están preparándose para la inminente llegada del nuevo bebé a sus vidas. El embarazo de Beth parece que se está prolongando más de lo debido, pues ya está de diez meses, teniendo en cuenta que confirmó su embarazo casi a mediados de julio. Aunque su ginecóloga le ha indicado que, probablemente, vaya a dar a luz dentro de poco. El embarazo no ha presentado anomalías ni signos de sufrimiento fetal, por lo que, han decidido esperar hasta que el parto se induzca naturalmente.

Chloe está extasiada por la llegada del nuevo bebé, quien ya saben que será una niña. Siempre había querido tener una hermanita pequeña. Sin embargo, la leve alegría que siente la rubia se ve ligeramente empañada por la prematura muerte de su abuela, Liz, quien apenas pudo soportar la resolución del caso de Danny cuando Joe Miller fue declarado culpable.

Beth, que nota que su marido, Mark, está algo distante en este momento crucial de sus vidas, ha decidido tener un parto en casa, pues no quiere volver a un hospital. Ir a uno le recordaría demasiado a su querido niño que ya no está. En este preciso momento, la joven madre de piel clara y cabello castaño, vestida con una camiseta de manga corta y holgada de color magenta, vaqueros azules y zapatillas de casa claras, está en una habitación del piso superior, en donde han despejado el lugar para colocar una piscina con agua. Está llenando el recipiente con una manguera a presión, pero el chorro de agua parece no funcionar correctamente. Al mismo tiempo, la matriarca de la familia Latimer está controlando las leves contracciones que siente, aunque su doctora y la matrona que la ayudará en el parto, le han asegurado que se tratan de contracciones antes del parto. Nada de lo que preocuparse.

La Verdad tras la Justicia (Broadchurch)Where stories live. Discover now