Prólogo

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Yunuetra, una tierra saturada de magia, un lugar donde gracias a una poderosa Alianza, las 7 razas: humanos, elfos, gigantes, enanos, hadas, orcos y demonios, coexistían en armonía. Bendecidos por los cuatro grandes dioses que residían en Jurienta: Xpertaris, Aradi, Samsara y Noctar. Cada especie recibió un don único: los elfos y un selecto grupo de humanos fueron agraciados por Xpertaris con poder divino, conocido como poder espiritual, una magia tan imponente que su mera presencia podía perturbar a cualquiera que osara desafiarla. Era el poder de purificación, sanación y luz personificado. Las hadas, junto con unos pocos humanos y enanos, obtuvieron la bendición del Dios Aradi: poder mágico, la habilidad de controlar los elementos y ejecutar conjuros espectaculares. Los gigantes, orcos, el resto de los enanos y algunos otros humanos fueron bendecidos por la Diosa Samsara con poder físico, otorgándoles fuerza y vitalidad excepcionales. Por último, el Dios Noctar otorgó el poder de la oscuridad a los demonios.

La vida fluía con normalidad, pero para Noctar eso resultaba insuficiente. Incapaz de conformarse con solo observar, el Dios cometió un acto imperdonable: enseñó a los demonios a utilizar la oscuridad para invadir las mentes de las demás razas. Poco a poco, algunos humanos desprovistos de bendiciones se sintieron atraídos por este poder que Noctar estaba dispuesto a compartir. Xpertaris, el Dios supremo, enfurecido por los actos de su hermano, convocó a Aradi y a Samsara para deliberar sobre cómo contrarrestar las acciones de Noctar. La decisión fue ardua: sellaron parte del poder de Noctar y lo desterraron de Jurienta para toda la eternidad, condenándolo a residir en Yunuetra. No obstante, Noctar pronto descubrió cómo recuperar parte de su poder y ascendió entre los demonios como su Rey, convirtiéndose en el Eterno Amo de la Oscuridad. Empleando diversos experimentos, Noctar buscaba vengarse de sus hermanos, ansiando destruir todo lo que amaban en aquella tierra. Utilizó sus poderes para infiltrarse en las demás razas, sembrando caos, miedo y destrucción a su paso.

Incapaces de intervenir directamente, los dioses optaron por una solución radical: seleccionaron a un humano para una tarea monumental. Lo bendijeron desde su nacimiento con los tres dones; siendo humano, pasaría desapercibido fácilmente y, al crecer entre ellos, comprendería los problemas que los demonios causaban. Poseyendo los tres dones, tendría la capacidad de detener a Noctar. Este ser fue bautizado como Kirili, un individuo sin precedentes e imposible de controlar por completo. Confiaron en el alma de este ser para erradicar el terror de Noctar en nombre de los dioses.

Kram Drakken, la primera elegida, con la ayuda de sus amigos y las distintas razas, logró cumplir la misión de erradicar la oscuridad de Eclerion. Selló a los demonios tras un artefacto conocido como "La Puerta de Edrena", desterrando a toda la raza demoníaca junto con su amo a una nueva dimensión llamada Tenebris.

La misión de Kram fue exitosa. Sin embargo, años después, tras la muerte de Kram, emergió Luka Coriande, príncipe de Naia y segundo elegido de los dioses. Tras haber anulado la oscuridad, surgió un nuevo desequilibrio. La nueva misión del Kirili era unificar a las razas. Luka, junto con los grandes héroes, forjó la Alianza de Eclerion. Tras completar su misión, renombró el continente como tal, Eclerion. Luka ascendió como Rey de Reyes. No obstante, la gloria y la felicidad en Eclerion fueron efímeras. La oscuridad siempre encuentra un camino de regreso, escapando de su destino.

La sangre de Luka fue derramada y quien tomó su trono se encargó de eliminar a cualquier individuo con rastros de poder divino. Se desató un genocidio incontrolable que no se detuvo ahí. El nuevo Rey llevó al resto de los humanos con dones a Xeris, la capital de Eclerion, donde, bajo su control oscuro, los utilizó como marionetas para someter a las demás razas, principalmente a los elfos y todo lo relacionado con el único poder capaz de detenerlo. Los humanos con poder mágico trabajaban en la torre de la capital, mientras que aquellos con poder físico fueron entrenados para servir al castillo, formando el temido ejército conocido como La Legión Oscura.

Han transcurrido treinta años desde la muerte de Luka y no se ha registrado a ningún humano con poder divino desde entonces. Al menos, no que se haya encontrado hasta ahora. Sin embargo, todos los sobrevivientes aguardan el regreso del Elegido, con la esperanza de que detenga el terror que ha invadido y consumido a todo Eclerion.

Eclerion: El Legado del ReyWhere stories live. Discover now