Capítulo 9: Minesta

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El trayecto por el bosque y las montañas había sido largo, pero finalmente estaban cerca, desde lo alto de la montaña Aleck y Shana buscaban en el horizonte indicios de Minesta, tras varios minutos buscando con la mirada Shan distinguió a lo lejos una construcción, apenas y alcanzaba a verse desde donde estaban, una gran fortaleza de piedra que se alzaba por encima de la cúpula de los pinos a su alrededor.

—¡Aleck, mira! —exclamó Shana señalando a aquel lugar.

—Parece ser el lugar —dijo Aleck sacando el Kerión.

Lo abrió para revisar el mapa, como esperaban, aquel era su destino, la última tierra de los enanos, la fortaleza de Minesta.








Les tomó un día más el llegar hasta la fortaleza, de cerca era aún más impresionante que de lejos, una construcción monumental a base de piedra caliza, tan espectacular y a la vez impotente, el lugar parecía abandonado, había hierba creciendo sobre ella y parecía no haber entrada.

—¿Crees que haya alguien? —preguntó Shana

—Esperemos que si —contestó Aleck dudoso— hay que encontrar la manera de entrar para comprobarlo.

Caminaron alrededor de la fortaleza buscando entre los muros una puerta o al menos un pasaje, tocaban la roca esperando un pasadizo oculto, pero tras varias horas sintieron que la suerte no estaba de su lado, pero no tenía sentido que no hubiera manera de entrar, los antiguos relatos narraban como las razas intercambiaban bienes en el mercado de Minesta, si en el pasado las personas podían entrar, tenía que haber un acceso, Aleck estaba perdiendo la paciencia, sacó el libro y enojado le gritó.

—¡Nos trajiste hasta aquí!—le exclamó al libro en desesperación— ¡¿Cómo se supone que entremos?!

El libro reaccionó iluminándose, en la fortaleza aparecieron espirales de luz azul que los guiaron hasta una puerta oculta, perfectamente sellada e imperceptible ante la vista, estaba repleta de runas que protegían el acceso bajo un poderoso hechizo, Aleck puso su mano sobre la puerta, la textura era diferente a la del resto de las piedras y tuvo una sensación al respecto que le causo intriga.

—No solo no podemos entrar —dijo Aleck analizando— si hay alguien adentro tampoco pueden salir.

Shana lo miro, si ese era el caso, ¿Podrían seguir vivos los enanos?

—Entonces... no podremos entrar... —asumió Shana.

—No, tenemos que poder entrar, el libro nos reveló las runas, nos trajo hasta aquí, solo tengo que pensar en la manera, pero lo lograremos —dijo Aleck determinado— Ayúdame a quitar la hierba.

Entre los dos limpiaron la puerta de las plantas que habían crecido sobre ella, sacudieron la tierra y de esa manera pudieron ver el sello rúnico completo, al centro de este había un orificio, quizás debían encontrar la pieza faltante.

—Muy bien —dijo Aleck satisfecho— Ahora solo queda descifrarte.

La gema del colgante de Aleck comenzó a brillar y a flotar en dirección a la puerta, él no se había percatado hasta que Shana se lo hizo ver.

—Aleck, tu collar —señaló ella.

Aleck tomo la piedra con sus dedos, la miro detenidamente y después volteó a ver a Shana, Aleck sonrió.

—Esperemos que sea la respuesta —dijo Aleck quitándose el collar.

Sosteniendo la gema en su mano, se acercó a la puerta, el sello brillo con mayor intensidad al sentir la presencia de la piedra, Aleck la colocó en el orificio, entraba perfectamente, el sello mágico cambió de color azul a verde. La puerta de piedra empezó a desvanecerse lentamente, sin embargo, no desapareció por completo, todavía era ligeramente perceptible y la gema permanecía en su sitio, pero les permitía ver lo que había del otro lado, un sendero oscuro para descender bajo tierra.

Eclerion: El Legado del ReyWhere stories live. Discover now