Capítulo 23: Zamina

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Tras salir de Dronor no sabían a donde dirigirse, descendieron de la montaña y ahí pensarían en lo que deberían hacer después.

Cada uno sentía un tipo de desolación distinta. Calixta se reafirmaba la mala decisión que había sido salir del Bosque Encantado y se reprochaba a si misma haber aceptado acompañarlos. Riande sentía alivio de pensar que su familia había corrido con mejor suerte y a pesar de haber sobrevivido en las catacumbas se encontraban en mejores condiciones que los gigantes, sin embargo, se sentía mal de tener esa clase de pensamientos. Aleck se repetía a sí mismo que encontraría la manera de salvarlos a todos mientras que Shana se preguntaba lo que sería de ella si la maldición terminara de consumirla, si se convertiría en un naktrar o le sucedería lo mismo que a los gigantes. Todos guardaron silencio, dudando de si proseguir con la misión era una opción viable sabían que para enfrentar a Zacian necesitaban la Alianza, pero no qué harían en el momento en que todas las razas se sumaran, quizás armar un nuevo plan para hacer un frente y atacar, ninguno lo había pensado tan a fondo.

—¿Ahora a donde iremos? —preguntó Riande empeorando la situación.

—Dronor era el último lugar para forjar la Alianza —dijo Aleck.

—¿Qué planeaban hacer una vez que lograran tener aliados de todas las razas? —preguntó Calixta con los ojos llorosos—. Sabía que todo esto había sido una mala idea.

—No digas eso, tu participación es muy importante para lo que está por venir —dijo la dulce voz de una mujer.

Zamina había aparecido sentada alrededor de la fogata entre ellos. Calixta se asustó al verla, era la única de ellos que no la conocía.

—¿Quién eres tú? —preguntó desconcertada.

—¿¡Zamina?! —dijeron los demás en coro.

—¿La conocen? —preguntó Calixta.

—Ella era una prisionera en Yatra, la ayudamos a escapar —explicó Aleck.

—Encuentra a las demás razas, reestablece la alianza y encuentra tu propósito. Fue lo que te dije que debías de hacer —dijo Zamina viendo a Aleck .— Me alegra ver que lo lograste.

—Dijiste que volverías a vernos cuando fuera el momento —dijo Shana.

—Exactamente, es ahora, encontraron a las demás razas, saben de la situación de Eclerion. Consiguieron reformar la alianza, tienen a la mayoría de las razas de su lado. Y lo más importante, Aleck ¿Qué es lo que quieres hacer?

—Quiero salvarlos a todos —contestó con convicción cerrando sus manos en puños

—¿Estás dispuesto a poner todo tu empeño a aprender sobre tus poderes para lograrlo?

—Más que nunca.

—Durante nuestro primer encuentro en Yatra sentías miedo de ser el kirili, actualmente, aunque todavía no sabes usar tus poderes como una extensión de ti te has esforzado en aprender sobre la divinidad, magia y vitalidad, además los has usado para ayudar a los demás. No importa que no surtieran el efecto que esperabas obtuviste experiencia. La parte más importante es, que cuando te conocí, tu no querías ser el kirili, pero ahora lo has aceptado y no solo eso, veo la determinación en tus ojos, esa es la parte más importante que tiene un kirili, la fortaleza y voluntad de querer ayudar a las demás razas por encima de solo la suya.

—Zamina ¿Quién eres? —preguntó Aleck seriamente.

Ella sonrió y viéndolo a los ojos respondió.

—Yo soy la guía de todos los kirili que han existido. Estoy aquí para ayudarte a entender tu papel en el mundo y más importante, ayudarte a aprender a utilizar los poderes que se te han otorgado.

Eclerion: El Legado del ReyWhere stories live. Discover now