Capítulo 19: El Valle Lax

3 0 0
                                    

Al tocar la frontera finalmente se sintieron en paz, los cuatro cayeron desplomados al pasto, el clima era fresco, los pájaros cantaban, no había nada atemorizante a su alrededor y a lo lejos alcanzaban a ver civilización.

Mientras tomaban un descanso y recuperaban energía un joven de cabello oscuro, delgado, pero en buena condición física que llevaba cargando un gran saco apareció frente a ellos, al igual que ellos acababa de salir de Grogor. El chico se acercó para ofrecerles ayuda al verlos tan exhaustos. Los cuatro estaban tan cansados que no se habían percatado de su presencia hasta que habló.

—¿Necesitan ayu...? —dijo quedándose perplejo al ver a Riande— ¿Un elfo?

—Los cuatro reaccionaron a la defensiva dentro de lo que su cansancio les permitía.

—¿Y tú quién eres? —preguntó Fred.

—Mi nombre es Jero, vivo en la aldea del Valle, suelo entrar a Grogor por frutos exóticos, ¿Ustedes quiénes son y por qué un elfo los acompaña? —preguntó sorprendido

—Nosotros solo somos viajeros —trató de disimular Aleck

—Con que viajeros eh —repitió Jero— ¿Qué los trajo hasta el Valle Lax? Este no es un lugar sencillo para los forasteros.

—¿Nos creerías si te dijéramos que estamos tratando de romper una maldición? —preguntó Shana

—¿Una maldición? —Jero la observó atentamente, el cabello de Shana era exótico por lo que consideró que probablemente provenían de otro país— Eso suena tan del siglo pasado, pero suena creíble, después de todo mi madre cree en las hadas.

—Pero las hadas son reales —dijo Riande.

—Si me lo dice un elfo supongo que debería de creerlo. ¿Tienen dónde quedarse a dormir? — preguntó Jero—. Los invito a quedarse en mi casa.

—¿Por qué deberíamos creer en tu bondad? —preguntó Fred.

—Porque parece que no han comido nada y están exhaustos, si son viajeros me conformo con escuchar sus historias como pago.

Todos voltearon a ver a Aleck esperando indicaciones, el chico parecía honesto y tenía razón, tenían mucha hambre, además que pasar una noche bajo techo les vendría bien a todos, la tarde indicaba que estaba a punto de llover. Aleck asintió.

—Gracias por la invitación. —dijo Aleck

—¿Entonces vendrán? —preguntó Jero pensando que lo rechazarían

—Sí. —afirmó Aleck cansado de tener que dormir en el suelo

—¡Excelente! —exclamó Jero— Síganme.

Aleck sacó de su mochila una capa para cubrir a Riande, era demasiado alto y llamativo, al menos así podrían cubrir su identidad al entrar al pueblo, aunque volver a utilizar el hechizo hubiese sido lo mejor no tenía suficiente energía para realizarlo.

Los cuatro siguieron a Jero hasta la aldea sabiendo que quizás era una mala idea, sin embargo, no había ni una persona en las calles, a diferencia de otros pueblos, se veía que esta era uno de los más adineradas de Eclerion sin llegar al nivel de las de los condados de la nobleza. El Valle Lax contaba con calles adoquinadas, las casas de ladrillo recubierto por hormigón y pintura con ventanas de vidrio, todo era muy bonito como para que no hubiera ni una sola persona en la calle, llegaron sin toparse con nadie hasta la casa de Jero, una casa de tres pisos, mucho más grande de lo que su apariencia dictaba que poseía, lo cual los hizo levantar mayores sospechas.

—¿Por qué no hay nadie en la calle?—preguntó Riande.

—Es por la hora, tenemos toque de queda por seguridad. —explicó Jero abriendo la puerta.

Eclerion: El Legado del ReyTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang