Capítulo 18: Grogor

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Los cuatro despertaron con el cuerpo adolorido y una gran sensación de nauseas en el estómago, esperaban sentir el agua o fuego a su alrededor, pero la sensación de calor era diferente a lo que esperaban, abrieron los ojos para inspeccionar su alrededor, la tierra era árida y la vegetación frondosa, no había rastros del mar cerca ni de civilización. La flora, el clima e incluso la fauna hacían un conjunto bastante extraño y peculiar, como si no correspondieran a su ecosistema. Si ese era el plano de la vida tras la muerte se quedaban con mucho que desear, estaban en medio de ningún lugar.

—¿Están todos bien? —preguntó Aleck.

—Si —contestaron poniéndose de pie y sacudiéndose la tierra.

—¿Cómo lograste sacarnos del barco? —preguntó Riande.

—En realidad, yo... —estaba por explicar Aleck cuando fue interrumpido

—¡Tu magia es verdaderamente impresionante! —exclamó Fred—. Creí que moriríamos ahí, pero lograste teletransportarnos a todos hasta acá, que por cierto ¿Dónde estamos?

—No tengo idea de cómo es que salimos de ahí ni donde estamos —confesó Aleck.

—Bueno, lo importante es que estamos todos bien —dijo Shana.

A diferencia de Fred y Riande, ella sabía que no había sido la magia de Aleck lo que los había salvado, había logrado percibir la identidad de quien los había mandado a ese lugar, pero tenía sus dudas por lo que prefirió no mencionar nada.

—Por cierto – dijo Fred cambiando el tema —me ha causado mucha intriga desde hace tiempo, pero Shana ¿De donde eres? Jamás había visto a alguien con un cabello como el tuyo.

—La verdad... es que no debería de ser así, esta es la prueba de que estoy maldita.

—Lo siento... yo...—Fred no esperaba escuchar eso, se sintió nervioso y apenado de haber hecho la pregunta sin considerar que podría ser algo negativo.— No era mi intención.

—Estamos buscando una cura para Shana —explicó Aleck.— Así que no te sientas mal, si nos estas ayudando era algo que naturalmente tenías que llegar a saber.

—¡Tengan por seguro que los ayudare! —exclamó Fred con su energía usual— esta aventura mágica cada vez es mejor –susurró.

Una vez que se sintieron a salvo, Fred comenzó a lamentar la pérdida de su barco, era la única posesión de valor que tenía, pero al mismo tiempo recordó que lo había conseguido haciendo trampa apostando, así que pensaba que podría volver a conseguir otro algún día. Aleck sacó el mapa del kerión para descubrir su ubicación, era la primera vez que Fred veía la magia de proyección por lo que también se emocionó mucho olvidando su pérdida.

—¿Qué ese no era un libro cualquiera? —preguntó ingenuo.

—Es un grimorio —explicó Aleck— y lo que nos está mostrando es el mapa de Eclerion, nos dirá dónde estamos.

Fred se acercó al libro con la emoción de un niño pequeño, era la primera vez que veía una proyección mágica.

—Grogor —dijo Aleck—. Parece que no es un lugar habitado, tardaremos dos días en salir de aquí si nos apresuramos.

—¿A dónde nos dirigimos ahora? —preguntó Riande.

—Alfidia, la tierra de las hadas. —Aleck seguía buscando la ruta más corta en el mapa— La buena noticia es que una vez que salgamos de aquí nos tararemos solo un día más en llegar a allá.

—El sol se está poniendo —dijo Shana viendo el atardecer.

—Lo más seguro será que pasemos aquí la noche —sugirió Riande— ya que recarguemos energía continuaremos.

Eclerion: El Legado del ReyWhere stories live. Discover now