Capítulo 35: Dai Belfer

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Shana había caído completamente ante la maldición, ahora era un demonio. A pesar de lo poco que conocían sobre los demonios, Zacian pudo reconocerlo gracias al entrenamiento como paladín que su padre le había brindado antes de morir, Shana se había convertido en uno de los demonios más icónicos y poderosos registrados en los antiguos textos de épocas anteriores a Kram Drakken.

—Dai Belfer —susurró impactado al verlo.

—¿Lo conoces? —preguntó Elliot.

—Aparecía en los libros de mi padre, era la mascota de los hijos del Rey Demonio. Creado a partir de las pesadillas de los humanos, los demonios disfrutaban transformar los sueños de las personas en estancamiento, desesperación y depresión, entonces fue que esa cosa nació, a pesar de ser una mascota, es un demonio de alto nivel, en su momento causo grandes estragos y destruyó una gran cantidad de pueblos. Se alimenta de los recuerdos malos de las personas, entre más malas cosas recuerde Aria, más poderoso se volverá.

—Entonces todavía tenemos una ventaja, su memoria sigue bloqueada —dijo Aleck.

El primer golpe de Dai Belfer cayó sobre ellos, los tres brincaron a tiempo para esquivar el aguijón. Entonces atacaron simultáneamente, cada uno por su cuenta, Aleck temía en realizar el hechizo de purificación, si con el había petrificado a Shaitan temía que sucediera lo mismo con ella, los tres atacaban, pero no con suficiente fuerza, a pesar de enfrentarse a un demonio en el fondo seguía siendo ella y ninguno quería lastimarla.

El tratar de ganar tiempo en lo que pensaban en algo solo los estaba cansando, alentándolos y volviéndolos más vulnerables a los ataques. Dai Belfer no solo era grande y con un aguijón lleno de veneno, podía realizar utilizar el poder de la oscuridad lanzando rayos de tinieblas con cada rugido que producía.

Tratando de esquivar los rayos, Elliot se tropezó, cuando cayó al suelo, Dai Belfer lo atacó con el aguijón, Zacian se apresuró poniéndose frente a él evitando que dañara a su amigo. Zacian cerró los ojos, sabía que moriría de inmediato con tal cantidad de veneno, al final ni su poder divino podría salvarlo, seguía siendo solo era un humano, le consolaba saber que al menos moriría protegiendo a aquel que jamás se había separado de su lado hasta lograr liberarlo del demonio, con eso pagaría su deuda.

Listo para despertar en el mundo espiritual, Zacian abrió los ojos, estaba intacto, pero frente a él estaba el aguijón a punto de atravesarlo.

—¿Qué están esperando? —dijo una voz familiar.

Su vista se dirigió en dirección a la voz, era Samsara, había utilizado lo que le quedaba de poder en ese plano para frenar a Dai Belfer y permitirles realizar a los chicos un ataque.

Aleck estaba pensando en qué hechizo debería utilizar, Elliot sabía que no sería de utilidad, pero el que actuó sin si quiera pensarlo fue Zacian.

Jeksumo liftio yrek mren durat karel ficmio. —Recitó en voz alta.

El hechizo divino había creado un gran sello de luz blanca que cubría perfectamente al Dai Belfer, entonces una gran lluvia de luz salió del sello cayendo sobre el demonio y provocándole un alarido de dolor. Lo que había recitado Zacian no era un hechizo cualquiera, era poder divino puro de la antigua orden que Samsara les había contado, a diferencia del hechizo de Aleck, este purificaba el alma que había sido corrompida con la maldición, la luz acabó con el demonio y acabó con la maldición, pero todo gran hechizo tenía un costo, el poder de Zacian se apagaba.








En Alfidia, el poder que mantenía prisionera a Lina se disipó, el cristal se destrozó en mil pedazos y después desapareció dejándola libre. Ella despertó y en cuanto abrió los ojos supo lo que estaba sucediendo.

—Ay no, Zacian.

Las hadas se apresuraban a acercarse a ella entusiasmadas por su despertar, pero ella las apartó, las hadas con las que se topaba y alcanzaban a verla a lo lejos estaban muy felices de verla proclamando una gran ovación, pero ella las ignoraba, se apresuró a salir de Alfidia lo más rápido que sus alas le permitieron, tenía que apresurarse a llegar. Varios intentaron detenerla, pero al final su poder como madre de las hadas era superior al de cualquiera de ellas, utilizó una combinación de magia y polvillo en sus alas para hacerla volar más rápido y fue gracias a eso que logró llegar hasta donde estaban en cuestión de segundos.

—¿Lina? —preguntó Aleck, ¿Cómo es que se había liberado?

Ella alcanzó a atrapar a Zacian que caía débil y casi sin magia.

—Creí que nunca volvería a verte —dijo feliz Zacian acariciando el rostro de su amada.— ¿Cómo supiste donde estaba? —Preguntó con sus últimos alientos.

—Tu luz es la guía de nuestro amor, mientras tu estes bien, yo también lo estaré —respondió Lina apretando la mano de Zacian contra su mejilla empapada de lágrimas.

—No llores por mi, me quedo en paz de verte una última vez y de saber que hice lo correcto.

—Lina estaba entre lágrimas abrazándolo fuertemente, él alcanzó a secarlas con su pulgar y se dieron un beso.

Samsara apareció entre Aleck y Elliot quienes aun adoloridos y tratándose de recuperar presenciaban el reencuentro de Zacian y Lina.

—Al menos esta vez pudieron despedirse —dijo Samsara.

—¿No puedes hacer algo por ellos? —preguntó Aleck.

—Me temo que tanto Zacian y yo hemos llegado a nuestro límite en este mundo. —Tanto ella como Zacian empezaron a transformarse en fragmentos de luz.— Yo guiare a Zacian para que su alma descanse, solo una última cosa Aleck, no se te olvide que todavía te falta cerrar la puerta.

El tiempo de Samsara en su forma física había llegado a su límite, no le quedaba nada de poder restante, se veía forzada a volver a su mundo y no podría regresar en un buen tiempo. En cuanto a Zacian el poder que había requerido para realizar el conjuro lo había dejado sin poder divino y para poder aumentar su alcance, también había ocupado su vitalidad, todos los hechizos que había realizado durante su tiempo de vida se habían roto y ahora el mismo se estaba transformando en luz.

Lina pudo estar a lado de Zacian hasta el último minuto, no quedaron restos de él, su cuerpo se había transformado en luz que al poco tiempo se disipó y su alma iría al plano espiritual acompañado de Samsara, no quedaba nada de él y a la vez dejaba demasiado atrás.

—Nos volveremos a ver —dijo Elliot para si mismo al ver los fragmentos de luz elevarse y desvanecerse.

Cuando ambos desaparecieron por completo, el cuerpo de Dai Belfer también se deshizo en ceniza, dejando el cuerpo de Shana liberado de la maldición, su cabello ya no era rosa y ya no tenía cuernos, su color oscuro natural había vuelto. Elliot y Aleck corrieron a ella ayudándola a levantar.

—¿Qué fue lo que sucedió? —preguntó ella al contemplar el escenario, una estatua de piedra de Shaitan, Lina se encontraba devastada llorando y la puerta seguía emitiendo una gran cantidad de energía oscura.

—Zacian se sacrificó para salvarte —dijo Elliot.

Aleck estaba con una gran cantidad de emociones mezcladas, por un lado se encontraba feliz de ver que Shana ya se encontraba bien, la maldición se había roto, pero acababa de perder a un valioso aliado y todavía quedaba una cosa más por hacer, tenía que cerrar la Puerta de Edrena para que los demonios no lograran escapar.

Eclerion: El Legado del ReyWhere stories live. Discover now