Capítulo 27: Las Cuevas del Tiempo

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Shana lloraba tras la historia de Elliot, Aleck sentía un gran nudo en la garganta. Quizás no había logrado salvar a su madre, pero le había dado la oportunidad de tener una buena familia donde creció lleno de amor y cuidados, recordaba a sus papás, quería volverlos a ver.

—Hermano... ¿Qué es lo qué paso conmigo?

—Mi dulce hermanita...—dijo Elliot—. En tu caso, Zacian te lanzó una maldición, su intención era transformarte en un demonio, como le paso a su amigo en Minesta. Luka y yo tratamos de protegerte, yo me enfrenté a Zacian mientras Luka te llevaba a un lugar seguro, sabía que haría algo para detener la maldición, pero nunca espere que decidiera ocultarte bajo un hechizo de tiempo que evitara que transcurriera el tiempo junto con la maldición y que cuando reaparecieras no tuvieras recuerdos.

Ella abrazó a Elliot, quizás no tenía recuerdos todavía, pero podía sentir en el fondo de su corazón que él era su hermano y que estaba ahí para ayudarlos, especialmente después de saber cómo los había estado protegiendo a los dos todo ese tiempo.

Aleck todavía tenía muchas dudas, sobre él, sobre su verdadera familia, sobre Zacian, las cosas cada vez eran mas confusas en su mente, pero con las respuestas obtenidas lograba comprender que siempre había sido su destino frenar con el caos de Eclerion y si Zacian lo estaba buscando a él, quizas mandar a todo un ejercito en nombre de la Alianza no era la solución a los problemas. Entre su mar de pensamientos todavía le quedaba una pregunta, apretó fuertemente sus puños y finalmente contnuó con sus preguntas a Elliot.

—¿Por qué no nos buscaste antes? ¿Por qué esperar hasta ahora?

—Porque no podía interferir directamente, año tras año visitaba Hectia para corroborar que estuvieras bien, pero de haberme acercado a ti Zacian hubiera empezado a sospechar, la prioridad era mantenerte a salvo.

—Además, todo tiene que ocurrir en el momento correcto —dijo una voz conocida detrás de Aleck, era Zamina.

Los tres voltearon a verla, ya ninguno se soprendia ante sus repentinas apariciones, incluso Elliot la reconocía, ese no era su primer encuentro, pero a diferencia de los otros, él sabía verdaderamente quien era ella. Él se apresuró a ponerse sobre una de sus rodillas y agachar la cabeza ante su presencia. Shana y Aleck no comprendían la reacción de Elliot.

—Mi diosa —dijo reverenciándola.

—Cuanto tiempo sin verte, has obrado correctamente según la voluntad de los dioses, estoy muy orgullosa —le dijo a Elliot—. Puedes ponerte de pie.

Elliot se levantó, Aleck pasó saliva y preguntó nuevamente.

—Zamina... ¿Tú quién eres?

Ella volteó a verlo, con una gran sonrisa lo miro con dulzura.

—En realidad, este ya es el momento correcto para que lo sepan.

El cuerpo de Zamina se cubrió en una luz verde, ellos estaban un poco segados por el resplandor, cuando por fin recobraron la visión, ella había cambiado de forma. Era más alta, también su cabello era plateado, sus ojos verdes brillantes como gemas con destellos azules y amarillos, su piel era ligeramente verde y sus orejas eran puntiagudas como la de las hadas y los elfos. Jamás habían visto a nadie parecido a ella.

—Me presento oficialmente. Soy la Diosa de la vida, la muerte y el tiempo, mi nombre es Samsara.

—¿Una diosa? —Musitó para sí mismo Aleck.

Si bien todo empezaba a tener más sentido, incluyendo el hecho de que el kerión reaccionara a ella cuando se suponía que él era el único con el que debería hacerlo, todavía quedaban muchas preguntas por resolver.

Eclerion: El Legado del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora