Capítulo 24: El Regreso de Darren

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Cuando Aleck logró despertar el poder del kirili, una gran onda de poder se desató, tan disimulada y a la vez tan potente que logró captar la atención de Zacian quien podía distinguir perfectamente la clase de poder del que se trataba.

—Podría reconocer ese poder donde fuera –dijo Zacian.

Regreso al palacio de inmediato, ahí trato de revisar su mapa, aunque fuese un poder diferente debía tener rastros de magia que le permitieran identificar su ubicación, pero no mostraba nada por lo que optó por poner en marcha su segunda alternativa.

Él era un hombre inteligente y precavido, desde el comienzo había puesto a los guardias de la Legión Oscura a investigar respecto a Aleck, incluso había sometido a sus padres a una tortura en busca de información, pero la información recolectada era insuficiente. Un campesino de Hectia, un don ahí jamás había llamado la atención, alguien cuyo perfil bajo era tal que incluso contaba con pocos amigos en su pueblo, sin vínculos fuertes más que con sus padres, tan ancianos que ni siquiera estaba seguro de poder usarlos como carnada sin arriesgarlos a morir de un infarto en el traslado a Xeris, nadie podía decir gran cosa de él. Entonces fue cuando se les ocurrió interrogar a la primera persona que había dado información sobre él y la chica. Zacian mandó a traer a Darren Castia hasta el palacio para conversar.

Darren fue llevado hasta Xeris como si se tratara de un prisionero, tenía miedo, era su primera vez en la capital, los guardias lo llevaban esposado y la entrada al castillo era atemorizante, el interior era resguardado por los orcos que trabajaban para la Legión Oscura y magos de la Torre, era la primera vez que Darren veía a un orco, y bajo las condiciones en las que iba no podía evitar pensar que cuando Zacian descubriera que era un charlatán de la magia lo daría de comida a alguno de ellos.

Desde que Zacian estaba en el poder los cielos en la capital siempre eran oscuros, las nubes negras lo cubrían sin llover, esto se debía a un hechizo de oscuridad, pero realmente pocas personas recordaban el azul del cielo de Xeris.

Los guardias maltrataron a Darren desde su llegada, un orco lo había arrojado a una celda donde permaneció hasta su auditoria, entonces fue trasladado a una sala donde Zacian lo esperaba, él hizo una reverencia al gran Rey Oscuro de Eclerion. 

—Absedum

—Póngase cómodo Señor Castia —dijo Zacian indicándole a uno de los guardias que le quitara las esposas.

—Muchas gracias mi Rey —dijo sobándose las muñecas que habían quedado con marca—. Puedo preguntar ¿Por qué estoy aquí?

—Lo traje para tener una pequeña conversación.

Darren sabía que esa sería su perdición, él no era un mago y por la mirada de Zacian podía darse cuenta de que él ya lo sabía.

—Me temo que pueda haber un error su majestad, yo no soy un mago, hago espectáculos de magia por medio de ilusiones, pero en mí no hay ni un gramo de magia, los dioses no me otorgaron una bendición

—¿Y qué me puede decir de su amigo Aleck Agreyfen? El sí posee un don ¿No es así?

Las palabras de Zacian cortaban el ego de Darren cuan filoso cuchillo.

—Fuimos compañeros de juego en la infancia, pero no puedo decir mucho de él

—Ya veo, entonces él no significa nada para usted ¿Por eso es qué lo reporto cuando acudieron a usted?

—Soy una persona completamente cuestionable, la realidad es que provengo de una familia pobre y ahora vivo en una ciudad donde mis espectáculos cada día tienen menos audiencia, hice lo que hice por dinero.

Eclerion: El Legado del ReyKde žijí příběhy. Začni objevovat