Capítulo 28: Aria

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Shana y Samsara caminaban en la oscuridad, entonces llegaron a lo que parecía el final de la cueva, la luz las llevó hasta las calles de una ciudad donde ondeaba una bandera que no reconocía. La ciudad tenía una gran población y desde donde estaban alcanzaban a ver un gran castillo que se encontraba en lo más alto del lugar. En todo su viaje Shana no había visto ningún lugar parecido, las casas y todo lo que veía parecían de una época posterior, difícil de creer que ese fuera el pasado.

Samsara había regresado a la forma de Zamina y parecía sumamente familiarizada con el panorama, en efecto, aquella era una de las épocas favoritas de Samsara.

—¿Dónde está Aleck? —Fue lo primero que preguntó Shana al darse cuenta de que ya no venía con ellas.

—Seguramente ya encontró a su guía. —dijo Samsara con una sonrisa

Ellas caminaron por las calles de aquella ciudad, era un lugar pacífico con mucho comercio, la gente parecía feliz, eran prósperos.

—¿Dónde estamos? —preguntó Shana intrigada.

—Estamos dentro de tu pasado. Como te dije, yo no puedo devolverte tus recuerdos, pero voy a ayudarte a conocer lo que viviste. El nombre de esta ciudad es Naaia, la capital del Reino de Jade. En el presente ustedes conocen la reconstrucción de este lugar bajo el nombre de Xeris.

—La capital de Eclerion. —agregó Shana

—¡Correcto! —exclamó Samsara— Aunque personalmente me gustaba más la ciudad antes, como la puedes ver ahora.

Samsara llevó a Shana hasta una casa donde una mujer de la nobleza acababa de dar a luz a una niña, el cuarto estaba repleto de parteras y sirvientas atendiendo a la mujer que sostenía en brazos a la recién nacida, a los pies de la cama estaba su otro hijo viendo al pequeño bebe con emoción.

—Acércate, Elliot —le dijo la mujer a su hijo—. ¿Quieres cargarla? —El niño asintió, su madre le entrego a la bebé con mucho cuidado, el niño la sostenía con miedo y a la vez con una gran emoción.— Ella es tu hermanita.

—¿Cómo se llama? —preguntó el pequeño Elliot

—Su nombre es Aria y como su hermano mayor tu trabajo es protegerla. —dijo la mujer acariciando la cabeza de su hijo.

—Aria... te prometo que siempre te cuidare. —dijo el pequeño.

Él bebe le sonrió tras decir eso, Elliot se sentía feliz con la llegada de Aria y su madre era aún más de ver a su hijo aceptándola tan bien.

La puerta se abrió, de ella entraba un hombre vistiendo una brillante armadura, era uno de los caballeros del Rey.

—¿Ellos no pueden vernos? —preguntó Shana.

—No, esto solo es un reflejo de los hechos del pasado, es solo una ilusión, lo que digamos o hagamos aquí no afectara los eventos que las cuevas nos muestren.

El caballero se acercó a su esposa emocionado.

—¿Ya nació? —preguntó el caballero.

—Sí mi señor. —le informó la partera.

Elliot se acercó a él para entregarle a la bebé.

—Mi hija —dijo emocionado sosteniéndola.

—Su nombre es Aria. —Informó Elliot.

—Aria Enoshka. —Repitió el caballero con gran orgullo.

Los ojos de Shana se llenaban de lágrimas, esa era su familia, su madre llevaba la pulsera que le habían dado los orcos, no había forma de que no lo fueran, ella incluso se parecía a sus padres.

Eclerion: El Legado del ReyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora