Capítulo 37: Eclerion

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Gracias a Lina habían llegado en cuestión de minutos, aterrizaron en Xeris siendo recibidos con grandes aclamaciones por las razas, las hadas estaban felices de ver a Lina, todas corrieron a rodearla, ella hizo un hechizo devolviéndoles a todas sus alas. Ori había regresado a ser un bebé dragón que voló hasta los brazos de Aria al verla. Las noticias eran buenas, al deshacerse de Shaitan el control mental que sometía a los guardias de la Legión Oscura se había desvanecido, los humanos y orcos eran libres, familias se reencontraron, otros solo querían regresar a sus hogares, pero todos aclamaban al kirili por haberlo logrado. Y para su mayor sorpresa era ver a la Reina Aria, sana y salva, no todos sabían que Shana era Aria por lo que para muchos fue un gran impacto.

Ella caminó hasta la plaza central, respiró profundamente y prosiguió a dar el anuncio del fin de la guerra.

—Ciudadanos de Eclerion, les agradezco su cooperación para recuperar nuestro pueblo, Luka ya no está entre nosotros, pero si me lo permiten, haré lo que mejor que pueda para continuar con sus ideas para el progreso de nuestras tierras.

Aleck observaba a Aria, ella poseía una gran determinación y proyectaba una gran seguridad en sus palabras, además, ella era muy amada por todos, con y sin Luka ella contaba con el apoyo de todas las razas que estallaron en alegría al escuchar el restablecimiento de su antigua monarquía.






Con la ayuda de los enanos, hadas y elfos se empezó la reconstrucción de la capital y del castillo. Aleck se quedó unos días con ellos en lo que Aria se acostumbraba a su nuevo rol de Reina con los deberes que antes solían ser de Luka y ahora eran su responsabilidad. Habían convivido muy poco desde que Aria había recobrado sus recuerdos y Aleck sabía que lo que ella menos necesitaba era más presiones con toda la carga que acababa de recibir como reina. Una vez que todo parecía en orden, Aleck empacaba cuando Elliot lo vio mientras pasaba por su habitación.

—¿Te irás sin decir adiós? —preguntó Elliot.

—Por supuesto que no, pensaba hacerlo antes de irme.

—¿A dónde planeas ir?

—Quiero regresar a Hectia, quiero ver a mis padres y asegurarme que se encuentren bien, además, todavía tengo asuntos sin resolver como kirili, quiero comprobar que los gigantes si hayan sido despetrificados, por ejemplo.

—Supongo que es inevitable —Elliot le entregó a Aleck un porta grimorio para colgar en su cinturón y poder llevar más cómodamente el kerion—. Espero te sea útil.

—¿Es un regalo de despedida?

—Por supuesto que no, estoy seguro de que nos volveremos a ver.

Aleck guardó el kerion, en efecto era mucho más cómodo y sencillo llevarlo así. Un rato más tarde terminó de empacar, guardó todas sus cosas en su mochila, como Aria ya no necesitaría la capa y el clima comenzaba a enfriarse por la época se la puso para abrigarse, cargó su mochila en la espalda y se llevó el báculo en la mano.

Caminaba por el vestíbulo cuando fue interceptado por Aria.

—No tienes que irte —dijo ella tratándole de impedir el paso.

Aleck la abrazó aprovechando que ella tenía los brazos bien abiertos. Como él no decía nada ella continuó.

—No importa si ya recuperé mis recuerdos, aún quiero que estés conmigo.

—Yo lo sé, volveré pronto, lo prometo.

Aleck besó a Aria en la frente y sin decir más se fue, subió en Héctor y partió de Xeris. Aria solo podía verlo partir, no le hacía feliz verlo partir, pero comprendía que Aleck todavía tenía mucho por concluir y que no lo podía detener a pesar de lo mucho que eso la entristeciera.







Las vidas de todos continuaron, Riande regresó a Nirmir para continuar su entrenamiento como Gran sabio para un día sustituir a su padre como líder. Calixta y Jero tuvieron su cita, que se convirtieron en muchas al volverse novios, además de que muchas hadas, incluyéndola, pudieron volver a ser hadas madrinas. Fred se reencontró con su familia y les presentó al amor de su vida, Dalia, a quien le pidió matrimonio unos meses después. Las ciudades fueron reconstruidas, los orcos pudieron restablecer el comercio de Trapol, familias volvieron a verse y la paz retomaba su forma. Para muchos era toda una sorpresa llegar a ver a las razas nuevamente, mientras que para los nacidos durante el reinado de Zacian era algo completamente nuevo y emocionante.

En cuanto a Aleck, regresó a Hectia reencontrándose con sus padres quienes tras escuchar su historia estaban muy felices y orgullosos de lo que había logrado. Acudió a la ayuda de diversos llamados, también regresó a Dronor donde los gigantes permanecían petrificados, tras varias semanas logró encontrar la forma de deshacer su maleficio, los gigantes volvieron a caminar por Eclerion.

Pasó un año y siete meses desde que Aleck se había ido del castillo, Aria seguía con la esperanza de volverlo a ver, pero a la vez se sentía triste de pensar en que no lo haría, escuchaba las historias de lo que había logrado y con frecuencia recibía cartas, pero al ir de ciudad en ciudad ella no había podido responderle.

Ya era de noche y Aria estaba sentada sobre el barandal del balcón de su cuarto acariciando a Ori mientras, como cada noche, miraba las estrellas en busca de respuestas tras leer la última de las cartas de Aleck.

—¿Crees que Aleck vuelva pronto Ori?

Su dragón se había quedado dormido por lo que no le contestó. Su vista regresó a las estrellas, se preguntaba sobre lo que Aleck podría estar haciendo cuando una voz detrás de ella la llamó.

—Quizás esta más cerca de lo que piensas – dijo Aleck queriendo fingir la voz de Ori.

Aria se movió bruscamente despertando a Ori quien voló a saludar a Aleck, ella hizo lo mismo, se apresuró a correr a abrazarlo.

—Tardaste mucho. —Reclamó.

—Lamento la larga espera.

Aria observó detenidamente a Aleck, había cambiado mucho en el tiempo que llevaba sin verlo, había crecido un par de centímetros, su corte de cabello era diferente y su cuerpo era más musculoso debido al arduo entrenamiento.

—¿Cómo entraste hasta mi cuarto? —preguntó ella tratando de continuar la conversación.

—Elliot me ayudó. – sonrió Aleck y después suspiró, tenía algo que pedirle a Aria.

—Han pasado muchas cosas desde que te fuiste, pero creo que finalmente todo ha vuelto a la normalidad.

—Yo no conocí esa normalidad, así que para mi, este es un mejor Eclerion que lo que era cuando nací y eso es gracias a ti.

—¿De que hablas? Si tu fuiste quien lo hizo posible.

—En verdad —Aleck negó con la cabeza— quien fue mi fuerza todo este tiempo fuiste tu, trate de hacer lo mejor para regresar lo más pronto posible aquí.

—Me alegra escuchar que hayas logrado completar todo lo que hacía falta para volver.

—Aunque aún me falta una última cosa que quiero hacer —sonrió Aleck.

—¿Y qué es? —preguntó Aria curiosa.

—Gran Reina Aria Enoshka —dijo Aleck hincandose sobre una pierna frente a Aria - soy solo un campesino que trata de aprender a ser un mejor guerrero cada día, pero me sentiría muy honrado de que aceptara tener una cita conmigo.

Aria se rio sonrojada, tras todo lo sucedido no se esperaba que Aleck fuera a pedirle una cita de manera tan seria, pero era natural Aleck la había conocido como Shana, quería conocerla por quien verdaderamente era, y tras más de un año separados había mucho para ponerse al día.

—Me encantaría tener una cita contigo. —dijo Aria tomando la mano de Aleck.

Ambos sonrieron y no lo pudieron evitar, cerraron los ojos y sus labios se encontraron en un cálido beso de reencuentro.

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⏰ Last updated: Aug 30, 2023 ⏰

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Eclerion: El Legado del ReyWhere stories live. Discover now