Lúan se aferraba con todo su ser a los apoyos para brazos del avión, mantenía sus ojos cerrados y en su mente contaba ovejas.
La adrenalina empezó a correr sus venas y sintió como su estómago dio un vuelco. Las ovejas en su cabeza desaparecieron.
—Nos vamos a estrellar. Nos vamos a estrellar. Nos vamos a estrellar.
—Te voy a estrellar el equipaje en la cara si sigues asustando a Kouki.
Voy a morir, voy a morir, voy a morir.
Se tranquilizó un poco al sentir la manita de Kouki cubrir la suya.
Al menos hasta que se dio cuenta que ambos estaban la misma situación.
Vamos a morir, vamos a morir, vamos a morir.
—¡Tranquila, ochee-chan, no permitiré que caigas!
Ella trató de sonreír.
—N-no digas tonterías.
Tomó la mano de Kouki e intentó relajarse en su asiento.
El trayecto había sido un martirio.
Se había rehusado firmemente a viajar por avión, incluso había propuesto un viaje por mar, pero los adultos se negaron.
Estaba muy segura solo lo hicieron para fastidiarla.
De una forma u otra su tortura terminó en cuanto el avión aterrizó en el aeropuerto de Tokyo
Lúan ayudó con las maletas al mismo tiempo que vigilaba a que Kouki y Kai no causaran tanto alboroto.
Kouki era el menor y quién siempre tenía ideas descabelladas para meterse en problemas, mientras que Kai se dejaba llevar. Tenían 5 y 10 años respectivamente y eran como un grano en el culo.
El viaje hasta la vieja casa fue más... tranquilo.
Veía el paisaje mientras dejaba que Kai jugara con su cabello y Kouki durmiera desparramado sobre ellos en el asiento de atrás.
—Onee-san, ¿crees que nos adaptemos? Ha pasado mucho tiempo —susurró Kai. Ella quiso responderle con franqueza, pero las palabras se trabaron en su garganta.
Debía pensar en positivo, ser racional e intentar ver el lado bueno de volver a Tokyo.
Pero no podía.
Simplemente no podía asumir que había dejado el paraíso de Italia para volver al infierno que a veces quería olvidar. Sin embargo, al mirar el reflejo de Kai en la ventana contuvo sus palabras, solo era un niño asustado. No era muy diferente a ella.
—¿Te refieres a la escuela? —preguntó volviéndose hacia él, su cabello cubría la mitad de su rostro a propósito, como si no quisiese que viera su expresión —, volverás a ver a tus amigos.
El niño hizo una mueca.
—Tal vez no me recuerden.
Lúan torció el gesto y le dio un codazo amistoso en un intento de relajarlo, que provocó un gruñido por parte de Kouki.
—¡Bruta casi lo despiertas!
—¿Cómo me llamaste?
—¡Llegamos! —exclamó Rosé, deteniéndose frente a una enorme casa. A su lado Kai silbó como si no la reconociera y la ayudo a cargar a Kouki, quién seguía dormido.
Ese niño tenía el sueño extremadamente pesado.
A ella no le impresionó la estructura, lo único que quería hacer era encerrarse en cualquier habitación y hacerse lo más pequeña que podía.
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El resurgir del fénix | Manjiro x OC |
FanfictionPor las calles de Tokyo corrían muchos rumores, los cuales la mayoría eran falsos y otra parte de ellos era mejor que se quedarán siendo rumores. Sin embargo había uno en particular que llamaba la atención de varias pandillas, y eran los diferentes...