El vacío de la soledad

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Despertar no fue la parte difícil.

Lo difícil fue procesar el que ella hubiese abierto los ojos y Emma no.

Los doctores estuvieron parloteando cosas que entendía a medias, le hicieron varios estudios pero nadie se explicaba cómo había podido haber despertado.

Fueron días de exámenes, pruebas y monitoreos constantes. Lúan se había cansado.

Keizo se había ocupado de todo el papeleo que su tutor legal debía firmar al ser menor de edad, no le dio muchas explicaciones solo le dijo que estaría una temporada en el hospital.

Ni siquiera permitieron que fuera a ver a Emma hasta que estuviese más estable, nadie iba a visitarla aparte de Keizo y se aburría, su familia estaba lejos y las únicas personas que podían preocuparse por ella tenían otros asuntos qué tratar.

Después de tres semanas de haber despertado le permitieron ver a la rubia, quien había quedado en estado de coma. Al verla toda pálida tuvo que asegurarse que sus latidos siguieran viéndose en la máquina, estuvo todo el día a su lado contándole historias de su niñez o maldiciéndola por haber sido tan imprudente.

—¿Lúan...?

Hina fue la primera en encontrarla ahí.

Ella había corrido a abrazarla y ver cómo se encontraba, ambas se consolaron por la situación de Emma y el vacío en el pecho de Luán se llenó un poco.

Al menos hasta que recibió aquella llamada un sábado en la mañana.

Pagaremos los gastos del hospital —le dijo la abuela—, pero mis nietos se quedarán aquí.

—¿Qué? —había preguntado confundida—, no entiendo. ¿Por qué-

No pienso tener a mis nietos en un lugar donde puedan secuestrarlos, sus padres están de acuerdo conmigo.

No, Luán lo dudaba mucho.

—Pásame con ellos —replicó, escuchando el llanto de Kouki de fondo—, ¡pásenme con ellos!

Eres un excelente chica, Lúan, pero también eres problemática. No arriesgaré a mi familia por ti.

No. No podía ser posible.

—¡Kouki! ¡Kai!

Cortaron la línea.

Luán salió corriendo de su habitación, llevándose a las enfermeras con ella. Tuvieron que agarrarla entre cinco personas para poder detenerla y sedarla.

Luchó con todas sus fuerzas, pero lo único que consiguió fue que subieran la dosis.

Lo último que se imaginó fue la sonrisa de los dos pequeños que ya no vería más.

Cuando despertó lo primero que hizo fue marcar a Hina y pedir permiso para ver a Emma, se lo concedieron pero bajo vigilancia. 

Todos sus movimientos eran controlados y tenían extremo cuidado con no acercarle nada filoso, como si de alguna forma ellos supiera... como si el hospital supiera quién era ella.

Aún no tenía la mayoría de edad, así que un adulto tenía que sacarla de aquel lugar, Keizo le había dicho que era mejor que quedara. Pero ella no quería. Quería ver a sus amigos, saber qué estaba sucediendo.

—Mikey disolvió la pandilla —le contó Hina mientras trenzaba su cabello. Ella no parecía querer hablar del tema pero Lúan insistió.

—¿Qué? —se volvió a preguntarle—, ¿es una broma, no?

El resurgir del fénix | Manjiro x OC |Where stories live. Discover now