Capítulo 5: 03 de Octubre

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Si Kouki o Kai no hubiesen insistido tanto en comprar calabazas ni se hubiese dado cuenta de la fecha.

Lúan les había comprado una bolsa de dulces a cada uno para que no salieran, a pesar de saber que lo harían de todas formas.

 Ella iría con ellos por las dudas a petición de Leo, Rosé y él trabajaban algunas ocasiones hasta muy tarde y le tocaba vigilarlos.

—¡Apúrate onee-chan! —se miró al espejo conforme con su vestimenta, tenía una cola alta, sus audífonos y vestía un overol oscuro de manga larga que camuflada sus manos, tenía mucho frío.

No sabía por qué querían comprar calabazas si aún faltaba para Halloween.

—Desesperados —susurró saliendo de su habitación. Kouki llevaba un traje llamativo mientras que Kai era el más casual de los tres.

Compraron todo lo que hacía falta para preparar pasteles (y varias calabazas) que al final ella tuvo que cargar como mula hasta su casa. 

Al anochecer Emma la había invitado a cenar así que tenía que asegurarse que ambos se quedarán con comida suficiente y las alarmas encendidas.

—No es justo onee-san —replicó Kai—, tú vas a salir con tu novio y sus amigos.

Lúan puso los ojos en blanco.

—Dejen de preocuparse por mi vida privada, metiches.

—¿Onee-chan regresarás temprano a contarnos cuentos para dormir?

—Lo prometo —sonrió Lúan, llamando a Rosé para avisar que estaba saliendo y dejando a los escuincles en casa.

Una vez salió fue a la dirección que le había mandado la rubia, que había resultado ser una heladería. No era tan tarde así que se permitió unos helados mientras Emma le contaba emocionada lo que estaba avanzando con Draken.

Lúan sonrió escuchándola. Su amiga, a pesar de querer aparentar ser mayor, era una romántica sin remedio.

Ambas eran totalmente opuestas, Lúan reprimía sus sentimientos, a veces era algo seria, mandona y exigente; por su lado, Emma era una chica provocativa, entusiasta, con un genio que la hacía reír y anhelar volver a sentir aquellos sentimientos como la rubia los describía. 

Algunas veces sentía envidia. 

Quería ser más como ella, pero... pero había olvidado como vivir sin preocupaciones constantes.

Su persona, sus sentimientos incluso sus deseos... nunca fueron su prioridad. 

—¿Y tú? ¿Conociste a alguien de fuera?

Ella se sorprendió y negó varias veces.

—Los italianos son muy... peculiares, me gustan pero no para tener una relación. Prefiero no pensar en eso en realidad —susurró comiendo una galleta de chocolate—, el único crush que tuve me rechazó.

—No puedo creer que hayas fijado en ese copete de pato.

Lúan se rio y levantó los hombros como diciendo: yo tampoco.

Segundos después los celulares de ambas comenzaron a sonar.

Ambas se miraron y luego a los aparatos, no podía ser una coincidencia.

Cuando Lúan agarró el teléfono, le sorprendió ver el nombre de Baji. Tenía registrado su número, Emma se lo había pasado.

Pero no había tratado de comunicarse con él.

Consideró no responder, pero sabía que solo haría las cosas más complicadas.

Suspiró y presionó el botón verde.

El resurgir del fénix | Manjiro x OC |Where stories live. Discover now