Final (parte dos)

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Mitsuya la iba a matar.

Pero en aquellos momentos le importaba poco haber roto su vestido, ni siquiera se había dado cuenta de la herida en su pierna por montarse en la moto de Draken a las voladas y arrancar sin el piloto.

La iba a matar por tocar Zephyr, su moto, pero en aquellos momentos no podía pensar en las posibles consecuencias.

La voz de Mikey seguía repitiéndose en su cabeza.

Emma despertó.

Emma despertó.

Emma despertó.

Por si no había quedado claro, ¡Emma había despertado!

¿Acaso estaba soñando?

Cuando llegó al hospital no le sorprendió ver la moto de Mitsuya, Draken debía de haberla pedido prestada.

Al saltar fuera del vehículo su vestido se rasgo, tuvo que romper la cola y quitarse los tacones para poder correr.

¡La habitación, la habitación!

Pasó por alto a los pacientes, casi arrolló a una enferma e incluso llegó a escuchar como algunas la llamaron sorprendidas por estar ahí en el día de su graduación. Pero Lúan estaba tan ansiosa que ignoró a todos.

Cuando estuvo frente a la puerta no lo dudó dos veces. No le importó quién pudiese estar dentro, empujó la puerta haciendo una estruendosa entrada.

Emma...

La rubia estaba frunciendo las cejas en dirección al monitor de electrocardiograma. Su cabello sin duda estaba más largo y sus ojos lucían desconcertados con una mirada un poco perdida. Estaba pálida y con una expresión un poco ausente. Hasta que inevitablemente se fijó en ella y una mirada de reconocimiento cubrió todo su rostro.

Lúan se acercó a pasos de tortuga, sin creer del todo lo que veía.

Sus manos temblaron al tomar sus mejillas, soltó un suspiro tembloroso al confirmar que no era ninguna broma de mal gusto, que ella no era un espejismo.

Y las lágrimas hicieron acto de presencia.

—Lúan...

Su nombre salió de la boca de la rubia como un susurro cansado, pero lleno de afecto.

Lúan dejó escapar lágrimas mientras juntaba su frente con la contraria.

Una cálido sentimiento fue desenterrado, haciendo su llanto incontrolable. Pero no le importó. Se permitió llorar frente a una de las pocas personas que siempre estuvieron a su lado, aquella que se había convertido en su lugar seguro cuando lo necesitó y nunca la juzgó por sus acciones.

Su emoción se calmó cuando la rubia le dio unas palmaditas y le sonrió como solía hacerlo.

Lúan le devolvió una sonrisa temblorosa y en aquel lugar se prometió no volver a dejarla ir.

—¿Qué es esa expresión? —le reclamó después de unos momentos—, pensé que te alegrarías de verme.

Ella la miró extrañada.

—Pero qué dices. Son lágrimas de felicidad.

—No sé, te ves horrible.

—¡Emma!

La rubia se rio.

—Lo siento, lo siento.

Lúan le devolvió la sonrisa y se sentó a su lado después de limpiarse las lágrimas y asegurarse que todo estuviese bien en el monitor de cardiograma. También revisó su historial clínico que descansaba al pie de su cama, lo examinó meticulosamente mientras sentía la mirada de la rubia sobre ella, parecía divertirle su comportamiento.

El resurgir del fénix | Manjiro x OC |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora