Capítulo 4: Una palmadita

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El día siguiente decidió volver a ir con los niños en el auto, aunque seguían comportándose sospechosos. 

Pero ya averiguaría qué escondían. 

Al llegar al colegio le sorprendió ver que la novia de Takemichi la esperaba. Hina.

Una adorable chica de cabellos rosados que siempre fue amable. Lúan recordaba sentir cierta envidia cuando Takemichi y ella comenzaron a salir.

—Quiero agradecerte —le hizo una reverencia—, me enteré de la pelea y yo...

—Tranquila —le dijo suavemente, sin saber muy bien qué decirle—, Takemichi es muy idiota pero al mismo tiempo... admirable. 

Ella había sonreído, como si adivinara sus pensamientos

—Lo sé.

Ambas siguieron hablando unos momentos más hasta que sonó el timbre, Lúan no esperó hacer más amigas aparte de Emma, pero fue tan fácil hablar con Hina que le sorprendió.

Las clases estuvieron igual de aburridas hasta que de la nada Mikey entro a sacar a Takemichi mientras ella estaba en el baño, cuando regreso lo único que ponía escuchar era el secuestro del rubio patito.

Había salido a confirmarlo y lo que vio la aterrorizó.

Mikey estaba por pegarle a Hina.

—¡Pero qué crees que haces! —lo regañó corriendo hasta ellos. Hina se plantó en su lugar sin saber que hacer, pero Lúan rápidamente la movió lejos del alcance del rubio. Estaba molesta, muy molesta. ¿Qué tenía en la cabeza para pegarle a una mujer? Imaginaba a Mikey más... más respetuoso en ese sentido. ¿Cómo podía...? En cuestión de segundo el enojo se esfumó al ver la mejilla colorada del rubio—, ¿qué te pasó?, ¿quién fue? —susurró, colocando su mano sobre el lugar golpeado.

El tacto lo sorprendió, tal vez porque siempre lo andaba regañando y zafándose de él, pero en realidad sí consideraba a Mikey un amigo. Uno muy molesto, fantasioso e infantil, pero era hermano de Emma y Shinichiro, además de ser una persona con capacidades sorprendentes.

 No podía hacerse la idea de qué alguien lo hubiese llegado a golpear. 

—Fui yo.

¿Eh?

Su mano cayó.

—¿Qué?

Luego le explicaron lo sucedido y Lúan quiso meterse debajo de una piedra.

—Te preocupaste —le peñizcaba la mejilla—, Ken-chin ella se preocupó.

—No es verdad.

—A mí me parecías muy preocupada.

—¡D-draken!

—¿Debería dejar que me golpeen más seguido?

Ella lo había tomado de las solapas.

—Eres el invencible Mikey —susurró, pronunciando aquel apodo que no le gustaba—, no dejes que nadie te golpee o yo...

—¿Te preocuparás?

Lo soltó, le mostró el dedo medio y volvió a su clase.

Es un idiota, definitivamente.

La semana siguiente fue algo aburrida, lo único interesante fue haberse puesto al día con Emma cada vez que se cruzaban para ir al colegio. Draken usualmente la llevaba pero la moto del rubio estaba en el mecánico, así que la rubia aprovechó para acompañarla.

Con respecto al hermano de ella, lo estaba evitando. 

En realidad... evitaba a todos. Aunque aún debía llamar a Baji, pero al igual que con Emma, dudaba. ¿Qué iba a decirle? Hey Baji, ¿sabías que en Italia es un delito ponerle ketchup a la pasta? ¡qué loco! No. Definitivamente no. 

El resurgir del fénix | Manjiro x OC |Where stories live. Discover now