Capítulo 13: Navidad

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Lamentablemente no fue con los demás a casa.

Momento antes que la policía llegara, Keizo y Wakasa hicieron su aparición.

Mikey los reconoció y pudo haber saludado de no ser porque solo estuvieron de paso.

Él la había mirado interrogante cuando ella se bajó de su motocicleta para ir hacia la de Keizo. No le dijo nada, solo mantuvo la cabeza gacha al imaginarse la conversación que tendría con esos dos.

La llevaron hacia el gimnasio de Wakasa. Un lugar espacioso con múltiples máquinas para entrenar, así como un ring para peleas de box.

—Tienes varios moretones —observó Keizo, depositando gasas y alcohol a un lado de ella. Lúan hizo una mueca al sentir el ardor de su carne expuesta.

Wakasa estaba en silencio mirando fijamente como Keizo curaba sus heridas. Ella quiso que hablase, le gritase incluso. Pero él no hizo nada.

—Ya está —Keizo parecía satisfecho de su trabajo, se levantó y la miró haciendo una mueca—, no te metas en esos líos. Intenta no...

—No puedo... —susurró ella—, mis amigos...

—Dijiste que ibas a alejarte de las pandillas —la interrumpió Wakasa, alzando la voz por primera vez. Lúan no se atrevió a mirarlo, sabía que estaba molesto—, sabes cómo puedes terminar si sigues con esto. Pero te da igual.

Entonces le inundó una sensación de impotencia combinada con coraje.

—¿Y qué pasa si decido involucrarme? —debatió—, son mis amigos. Es mi vida y son mis desiciones.

Wakasa frunció aún más sus cejas.

—Tomas malas desiciones —contestó—, una tras otra.

Lúan estaba al borde del llanto.

—¡Y qué si es así! ¡Déjame equivocarme! ¡Thalía se equivocaba siempre pero soy yo a la única que le reclamas cosas!

El rostro del adulto se desconfiguró.

Y se hizo un silencio de aproximadamente 3 minutos.

El nombre que nadie se atrevía a pronunciar había salido de su boca.

—También se equivocó contigo —fue lo que le respondió, lanzándole una mirada distante. Las palabras de Wakasa fueron como dagas que se dirigieron directo a su corazón.

Retrocedió uno. Dos. Tres pasos.

Luego corrió hasta su casa.

En el trayecto se cansó varias veces, tuvo algunos pinchazos de dolor en su estómago así como en su cabeza pero ninguno como el que se ha la instalado en su corazón.

Al llegar a casa todo fue un caos.

Al final Rosé se enteró de todo, y los castigó a los 4.

A Kouki y Kai por salir sin avisar.

 A ella por destrozar su ropa. 

Y a Leo por incubrirlos.

Pero pudo salir el 25 para darles los regalo a sus amigos. Lo necesitaba, quería un respiro para no pensar en las palabras de Wakasa.

Ese día se habían reunido temprano solo unos minutos por petición de ella. Hizo unas llamadas antes de arribar al lugar y obligó a Peh-yan a levantarse de la cama, había tenido todo un camino de redención para volver con los chicos, también llamó a Emma, avisándole que iría un poco tarde.

Los preparativos estaban listos, ella se había hecho con una camiseta oscura y unos jeans sueltos para más comodidad, había preparado su portátil y llamado a la correccional.

El resurgir del fénix | Manjiro x OC |Where stories live. Discover now