7. Hasta Pronto

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Llegó muy temprano al aeropuerto, su manager era tremendamente estricto en cuanto a la puntualidad, así que para cuando registraron su equipaje aún tenían por delante cuatro horas aburridas en la sala de espera.

Estaba sentado con todo su equipo, tratando de parecer lo más normal, pasando desapercibido para el resto de la gente. Yibo portaba su gorra negra y un cubre bocas del mismo color que ocultaba la mitad de su rostro. Estaba concentrado en su celular, no miraba ni hablaba con nadie. En la pantalla de su celular estaba su conversación con Xiao Zhan, a quien le había mandado un “Lo siento”. Notó que su Ge Ge lo vio, pero no respondió. Ese asunto le estaba carcomiendo los nervios. ¿Y si se había molestado? Nunca le había dado un beso en la mejilla, ni siquiera bromeando.

Comenzó a sentir un incómodo hormigueo en la base de su estómago. Si seguía así, terminaría hecho un manojo de nervios, y era lo que menos necesitaba ahora, pues al mismo tiempo charlaba con alguien importante por mensajes. Decidió concentrarse en la charla con la abogada con la que hablaba por chat desde que iba en el taxi. Le había pedido consejos y asesoría, tuvo que confesarle de quién se trataba el caso, y ella con completa profesionalidad le dio consejos y se ofreció a representar a Xiao Zhan, pero le advirtió a Yibo que era Xiao Zhan quien tenía que aceptar que ella lo representara, le dijo que él no podía meterse en asuntos legales que no le incumbían. Y tenía toda la razón, así que Yibo tenía que ir pensando en una manera de tocar ese tema con su Ge Ge, después de todo se trataba de su abogada, aquella que se había encargado de todos sus casos, tanto los de acoso en redes, como las injusticias de su primera agencia. Sabía que con ella Xiao Zhan estaría seguro.

Estaba muy concentrado con esa charla, cuando de pronto su representante lo codeó muy ligeramente.

—¿Qué? —lo miró con fastidio.

Wen Pei, su manager, no le dijo nada. Solo señaló con su cabeza hacia el frente. Yibo siguió la dirección de su seña y…

Su corazón saltó de felicidad al verlo a varios metros de él, sentado junto a Mao y mirando su celular con bastante concentración. Estaban a un par de salas de espera, ambos también tratando de pasar desapercibidos. Sonrió al ver a su Ge Ge con el mismo camuflaje que él. Lo único que lo hacía distinguir entre la gente, era el peluche almohada en forma de gato que estaba sobre su regazo. Con eso terminó de confirmar que se trataba de él.

—Hey, ¿a dónde vas? —le frunció el ceño.

Wang Yibo solo chasqueó la lengua.

—Volveré antes de abordar —ni siquiera se detuvo a mirarlo, siguió su rumbo directo a ese ser amado. Pero entonces tuvo una muy buena idea, se detuvo tras un muro y sacó su celular. Ignoró el hecho de que aún no le había respondido a sus disculpas, y escribió:

Wang Yibo: Hola.

Notó que inmediatamente lo vio, ni siquiera pasó un segundo antes de que el mensaje se marcara como leído. Fue ahí cuando se dio cuenta de que aquello que Xiao Zhan miraba atentamente era la conversación de ambos. Eso le causó un sentimiento inquietante.

Apenas vio el mensaje, Xiao Zhan esbozó una linda sonrisa que se notó en sus ojos. Yibo vio cómo le respondió de inmediato.

Xiao Zhan: Hola.

La situación se volvió algo tensa. Los dos comenzaron a escribir, pero se detuvieron al ver que el otro lo hacía. Así estuvieron varios minutos hasta que el menor se decidió.

Wang Yibo: Zhan Ge, ¿desayunaste?

Entonces pudo observar la reacción del mayor. Notó cómo se desconcertó un poco ante esa pregunta, se quedó pensativo un rato, escribió y borró varias veces lo que escribía, hasta que se decidió a responder un simple “No”. Yibo le respondió con un emoji triste, seguido de uno enojado. Guardó su teléfono y fue a la cafetería más cercana.

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