38. ¿Ustedes son Pareja?

967 114 19
                                    


Llegaron a casa y dejaron sus maletas deportivas en la entrada, junto con sus tenis y algunas cosas del trabajo. Habían descubierto que tenían el mismo pésimo hábito de dejar todo tirado en la entrada. Fue divertido darse cuenta de ello, pero no lo era al ver lo desordenada que se veía la recepción de su hogar en contraste con el resto del lugar.

Miraron la pila de cosas y luego compartieron miradas llenas de pereza.

—¿Lo recogemos más tarde? —sugirió Xiao Zhan.

—Apoyo eso —chocó los cinco con su novio y caminó con prisa a la cocina—. Estoy hambriento ¿Qué harás de cenar hoy, Zhan Zhan?

—¿Yo? —alzó una ceja.

—Yo puedo cocinar también —sonrió angelicalmente. En ese momento pasaron muchas posibilidades por la cabeza de Xiao Zhan, muchas de ellas incluían una visita segura a urgencias para lavado de estómago.

—Está bien, yo lo haré —suspiró—. Tengo que enseñarte a cocinar.

—Por favor —lo abrazó desde atrás, colgándose a su cuerpo y casi siendo arrastrado por su novio.

—No me hagas más difícil las cosas —suspiró con cansancio.

Yibo rio y lo soltó.

—Cenemos atún y ya.

—¿Estás seguro? —detuvo lo que hacía.

—Quiero ir pronto a la cama.

—Oh… ¿Por qué?

—Tu castigo —lo miró con una picardía difícil de describir. El corazón de Xiao Zhan pegó un vuelco inesperado.

—¿C-castigo?

—Por comer chocolates.

—¡Solo fue uno!

—Pero estás rompiendo tu dieta en cada mínima oportunidad que tienes.

—¡¿Quién te lo dijo?!

—Tú, ahora mismo.

Xiao Zhan casi se golpea la cara con su propia mano.

—¿Sabes qué? —se llevó una mano al mentón, pensativo.

—¿Qué? —inquirió el mayor con curiosidad.

—Tu castigo empieza ahora mismo.

—¡Hey! —sintió que repentinamente su novio empezó a empujarlo, con algo de dificultad, pero lo suficiente para arrastrarlo a la habitación—. ¡Wang Yibo, tengo hambre, no puedes hacerme esto! —se quejó cuando lo aventó contra el colchón.

—Sí puedo —sonrió de lado al mismo tiempo que se sacaba la camiseta y su pantalón deportivo.

Xiao Zhan se quedó tirado en la cama, viéndolo de pies a cabeza. Yibo desnudo era algo que veía muy seguido en esos últimos días, pero eso no impedía que casi derramara saliva al verlo una vez más. Xiao Zhan nunca dejaba de opinar lo mismo: Wang Yibo tenía un cuerpo de envidia. Y saber que podía disfrutar de él lo hacía sentirse muy afortunado.

Salió de sus pensamientos cuando sintió las grandes manos de Yibo estirándole la ropa, le facilitó el trabajo alzando sus caderas y dejando que le quitara su short junto con la ropa interior, pero fue cuando hizo una ligera flexión de su cuerpo hacia delante, que el pobre soltó un quejido de dolor y se tumbó de espaldas sobre el colchón.

—¿Qué pasa? —se preocupó Yibo.

—Nada —rio y se llevó ambas manos a su barriga.

—Dime —serio, y dejando de lado la excitación del momento, lo miró con verdadera preocupación mientras ponía una mano sobre su estómago—. ¿Tienes mucha hambre? Vayamos a cenar primero, lo siento.

NosotrosWhere stories live. Discover now