24. Fin de las Vacaciones

964 137 35
                                    

—Bo Di, deberíamos entrar ya, estás temblando —lo frotó con sus brazos tratando de darle calor.

—Solo un poco más —estaba disfrutando mucho ese momento, sintiendo a Xiao Zhan rodeándolo cálidamente desde atrás, no quería separársele.

—No, vamos a dentro —fue algo autoritario—. No quiero que enfermes —sin soltarlo, lo empujó al interior de la cabaña.

—Hoy es nuestro último día aquí, ¿qué quieres hacer?

—Podríamos ir a dar un paseo, caminemos un rato.

Yibo no podía decirle que no, así que aceptó.

Un par de horas más tarde, los dos salieron de la cabaña. Iban bien abrigados y bastante guapos para tratarse de una simple caminata a los alrededores.

—¡Voy a extrañar demasiado este lugar! —exclamó Xiao Zhan en voz muy alta mientras miraba hacia arriba, hacia los inmensos pinos que los rodeaban. Yibo solo rio al verlo tan feliz.

—No tienes por qué extrañarlo tanto. Ya te dije que vendremos regularmente.

—¿Le harás caso a Wen Pei?

—¿Qué quieres decir?

—Te compró este lugar para que hicieras fiestas, ¿invitarás a tus amigos?

—No, solo tú —fue tajante.

—No seas amargado.

—¿Y qué si lo soy? —se burló.

—Amargado.

Yibo rio.

—Bueno, quizás pueda invitar a Xuan Lu.

Xiao Zhan alzó una ceja al mirarlo. ¿Lo decía en serio? No, no lo hacía. Su tono parecía sincero, pero en su rostro estaba tatuada la palabra “Sarcasmo”.

—Es sarcasmo, Ge Ge, es sincero sarcasmo —espetó de inmediato antes de que en verdad quisiera invitarla.

—¿No te cae bien?

—No desde que supe que se acostaban incluso durante el rodaje.

Las mejillas de Xiao Zhan se tiñeron de un rojo intenso al escucharlo decir eso con tanta seriedad.

—Ni me lo recuerdes —se cubrió el rostro con una mano.

—Nunca te imaginé así.

Xiao Zhan sintió un terrible vacío en su interior, lo miró con espanto.

—Yibo…

Este lo miró a los ojos y dejó de ser tan duro.

—Lo siento, no tengo por qué juzgar.

No, no era que estuviera juzgándolo, lo que pasaba era que se moría de celos.

Y para desviar esa incómoda conversación, Wang Yibo se agachó y comenzó a juntar nieve entre sus manos.

—¿Qué haces? —se agachó a su lado.

—Corre.

—¿Eh?

—Corre antes de que termine de hacer esta bola de nieve —le advirtió.

Xiao Zhan entonces entendió, se puso de pie y salió corriendo de inmediato. Yibo no tardó en terminar de formar esa enorme bola e ir tras su Ge Ge.

Los dos comenzaron una divertida pelea de bolas de nieve, hasta que Yibo le lanzó una muy comprimida a su Ge Ge.

—¡Esa dolió! —se quejó, sobándose el hombro. De inmediato se escondió tras un tronco y comenzó a formar una gran bola. Yibo siguió lanzándole varias desde su escondite tras otro pino.

NosotrosWhere stories live. Discover now