57. Pista de Carreras

832 80 27
                                    

Tenía que apoyarlo, quería apoyarlo. Así que hizo a un lado sus miedos y rogó al cielo para que todo saliera tan bien como en sus prácticas. Tomó asiento en un lugar reservado cerca de la pista desde donde podía observar el panorama completo a la perfección. Junto a él estaba Mao, cuidándolo por si alguien en el público lograba reconocerlo.

Xiao Zhan comenzó a morderse las uñas. Un día muy importante para Yibo había llegado, todo por lo que estuvo practicando durante tanto tiempo se demostraría ahora en la pista de carreras. Y como buen novio, le pidió que fuera a verlo, aunque fuese con guardaespaldas, y vistiendo sencillo para pasar desapercibido. Obviamente Xiao Zhan no se negó, quería estar ahí, apoyándolo.

Habían tenido ya varias discusiones debido a las motocicletas, pero decidió que era justo darle una oportunidad a eso, después de todo Yibo lo apoyó a lo largo de su dieta, respetando el hecho de que se trataba de trabajo, al menos hasta que comenzó a afectarle en la salud, ahí sí intervino. Pero este no era el caso. Yibo era muy bueno en lo que hacía y sabía tomar las medidas necesarias de prevención.

Cuando la carrera dio inicio, Xiao Zhan quedó boquiabierto al ver la habilidad de su novio en eso. ¡Era increíblemente bueno! Durante casi todas las vueltas permaneció en el primer puesto, excepto en la última. Otro competidor estaba muy cerca de él, hasta que finalmente logró rebasarlo. Estaban solo a metros de la meta cuando Yibo logró acelerar lo suficiente para sobrepasarlo sin problema alguno, llevándose el primer lugar.

El público en las gradas se puso de pie y festejó con gritos y aplausos, Xiao Zhan iba incluido entre ellos, festejando junto a Mao el éxito de su amado.

Pero entonces las exclamaciones de felicidad del público fueron sustituidas por unas de espanto. Cuando Xiao Zhan miró de nuevo hacia la pista... sintió que su mundo se le vino completamente encima.

Luego de pasar la meta, dejó de acelerar, pero su velocidad seguía siendo tan alta como la del resto de los competidores. El motociclista que había logrado rebasarlo no bajó la velocidad a pesar de haber cruzado ya la meta, no frenaba y parecía que tampoco despegaba el acelerador.

Fue entonces que escucharon los gritos ahogados del joven. Su motocicleta estaba presentando fallas, no lograba frenar.

Solo los competidores que iban detrás de él lograron ver lo que sucedía, disminuyeron su velocidad con premura y vieron cómo el joven perdía el control de la moto, avanzando más y más hasta aproximarse a la curva donde Yibo estaba girando cada vez más despacio. Pero la moto del chico no siguió la curva debidamente, sino que solo avanzó hacia delante, hasta alcanzar a Yibo y atravesarse en su línea de trayectoria. Este no se había dado cuenta de nada porque todo ocurrió a sus espaldas, hasta que esa moto descontrolada lo rebasó y se atravesó por completo en su camino.

El suceso lo tomó desprevenido, había estado concentrado buscando a su novio entre el público luego de pasar la meta, nunca imaginó que ese compañero terminaría atravesándose en su camino.

La moto de Yibo se estrelló contra la del otro competidor. Había logrado frenar un poco, pero ni siquiera eso lo salvó de salir volando más de diez metros por enfrente de su motocicleta. Su cuerpo se estampó sobre el pavimento y rodó varios metros más.

Yibo actuó según el protocolo a seguir, aminoró el impacto haciéndose bolita y dejando que la velocidad que llevaba su cuerpo fuese disminuyendo al rodar sobre el piso.

Sin embargo, fue una vista alarmante y espantosa. Por un momento hubo completo silencio en el estadio.

Cuando dejó de rodar ya se encontraba a más de quince metros de distancia de donde fue la colisión. Agitado, y aún en shock, se quedó quieto en el suelo. Su pecho subía y bajaba violentamente por el susto, no había nada en su campo de visión más que el cielo celeste de ese día sin nubes, lo podía ver con claridad porque el visor de su casco terminó hecho añicos. No sabía si se había lastimado, pues simplemente no sentía todo su cuerpo.

NosotrosWhere stories live. Discover now