68. Cumpleaños de Yibo

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Pensaron que después de la separación definitiva todo sería un poco más sencillo en el medio público, que las masas se tranquilizarían y que el gobierno los dejaría vivir en paz, cada uno por su lado, a salvo.

Vaya equivocación. Las cosas distaban de ser sencillas para ambos.

Aprovechándose de la situación, un programa familiar decidió tener varios invitados secretos en una de sus emisiones en vivo. Ni Xiao Zhan ni Wang Yibo imaginaron que se encontrarían ahí a días de su despedida.

No fue fácil enfrentar la situación, y sus managers se dieron cuenta de ello al ver sus expresiones desoladas cuando cruzaron miradas. Pero ese sentimiento en sus rostros se desvaneció al instante. Hicieron uso de su habilidad en la actuación para ocultar el enojo y la tristeza al saberse manipulados de esa forma por los productores del show, quienes solo buscaban incrementar la audiencia al invitarlos a los dos al mismo tiempo.

Afortunadamente no estaban solos, Liu Haikuan y Zhu Zanjin también formaban parte de los invitados. Estos los observaban discretamente, dándoles su apoyo con una sola mirada de comprensión.

En el show hubo juegos, dinámicas y presentaciones entretenidas. Habría sido un momento divertido si no estuvieran pasando por tal situación.

Durante el programa entero sintieron las miradas sobre ellos, tanto de parte del staff como del público, incluso de los otros invitados. Todos los miraban debido a su reciente escándalo, preguntándose si aquella información filtrada era cierta. A pesar de que se había desmentido, muchas personas decidieron creer que era verídica.

No podían sentirse más incómodos, en especial porque ponían exclusiva atención a ellos, expectantes ante cualquier interacción que pudiesen tener. Pero gran decepción se llevaron al no obtener lo deseado, pues ni si quiera se dirigieron la mirada en todo el show, no importó que los sentaran uno al lado del otro.

El momento más incomodo llegó cuando les hicieron entrevistas personales en frente de todos. Los invitados estaban sentados en una gran mesa redonda en donde compartían una sobria merienda con los anfitriones del programa, quienes comenzaron haciendo preguntas a cada uno de los ahí presentes, pero cuando llegó el turno de Xiao Zhan para recibir una pregunta, rogó al cielo porque fuera igual de trivial y aburrida que las que recibieron sus compañeros.

Pero no fue así. Los anfitriones fueron directo al grano, haciendo más de una pregunta incómoda a la vez.

Xiao Zhan lo miró con desaprobación y pensó seriamente en su respuesta, no podía decir lo primero que se le vino a la mente: "Jódanse".

—Eso... —carraspeó. Intentó sonar seguro, pero ese tema aún dolía en él como herida difícil de sanar—...lo que pasó fue... —volvió a carraspear. La voz se le cortaba un poco, incluso él estaba sorprendido—. Lo siento —alejó el micrófono de su boca y tosió un poco. Sentía su garganta áspera.

Al notar que esta vez le estaba costando trabajo hallar una respuesta no ofensiva, Wang Yibo intervino.

—Es agotador, ¿saben? —espetó con una sonrisa llena de ironía, mirándolos con un tremendo odio—. Fue un suceso inesperado e incómodo para todos. Deberíamos dejarlo de lado y no hablar más sobre ello.

El resto de los invitados asintió fervientemente.

—Sabemos lo agotador que debió ser para ambos. ¿Cómo lo están sobrellevando? ¿Qué ha sido lo más difícil? —inquirió otro de los entrevistadores.

Xiao Zhan hizo una mueca bastante graciosa de incredulidad mientras que Yibo quería matar con la mirada a ese hombre.

—Que insistan en vernos como pareja es agotador —masculló entre dientes, clavando sus ojos fieros sobre él—. Se les olvida que solo somos humanos, no piensan en cómo repercutirán sus palabras o actos en nuestras vidas. Es exasperante —hablaba cada vez con más rencor. Wen Pei estaba cerca de los camarógrafos, haciéndole una sutil señal con la mano para que le bajara dos rayitas a su tono insolente, pero el otro ni siquiera se dio por aludido—. Nuestra amistad se arruinó gracias a esos rumores —continuó, sintiendo el pesado silencio que se formó en el set. Se moría por corregirse a sí mismo y decir: "Nuestro compromiso se canceló por su culpa", pero no podía decirlo y salir ileso en el intento—. Gracias por ello —finalizó, dejando el micrófono sobre la mesa con algo de brusquedad.

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