Capítulo 19

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Aaron García

Creo que hay una sensación muy placentera que describe las mañanas de verano... puede ser el sol o la tranquilidad o... el clima, pero mierda que se siente bien. 

Me quedo gozando un instante del momento antes de estirarme y frotar mis ojos. Observo en la mediana oscuridad las camas de los demás para ver quienes siguen durmiendo y quienes no. 

Luka aún duerme, al igual que Tino, pero todos los demás ya se levantaron. 

De la nada se abre la puerta del cuarto mostrando a Miqueas, luego vienen Hannah, Jazmine, Anne y Thomas. Abren las cortinas para dejar que la luz entre y me vuelvo ciego ocasionando que esconda mi cabeza bajo las sabanas. 

—¡Vamos, arriba! —exclama Hannah dando aplausos—. ¡Es hora de comer! ¡ya son las dos de la tarde! 

—¡Iremos a la piscina! —le siguió Jaz. 

—Y después iremos a un centro de recreación... —continuó Anne y escuchar su adorable voz me saco una sonrisa. 

—Ey, Aaron, ¿estas despierto? —me pregunta Miqueas moviéndome y me saco la sabana de la cabeza. 

—Sí —respondo pestañando un millón de veces.  

—Okey... ¿te quieres levantar? —interroga y observo sus manos dentro del short que viste. 

Por Dios, que bueno esta este chico, no es justo... lleva una de sus camisetas blancas ajustadas que acentúan su figura y no es por nada, pero los hombres solemos despertar con ganas de satisfacernos y si miro esos brazos, la figura de su cintura que me recuerda a sus abdominales, los hombros anchos, los pectorales medios marcados...

—Eh, ¿Aaron? ¿te quieres levantar? ¿sigues vivo? 

Subo rápidamente la vista a sus ojos marrones y asiento procurando no sonrojarme, por favor cuerpo, POR FAVOR HORMONAS... 

—¡Luka, abre tus bonitos ojos! —sigue gritando Hannah tratando de abrirle los ojos a Luka. 

—Oye, todavía es medio temprano, puedo hacerte un té si quieres... —prosigue Miqueas.  

Quiero comerte, quiero comerte, quiero comerte...

—Okey... —murmuro frotándome una vez más los ojos—. Gracias. 

—Pero... eh... ¿me darás un abrazo luego? 

Lo vuelvo a ver para averiguar si habla en serio. 

—No creo que... 

—¡Vamos! —continua Hannah, ahora sobre su novio. 

Mueve su rostro como lo hace Chloe en La Vida Secreta De Las Mascotas para despertar a su dueña. Logra que Thomas y Anne comiencen a reír, pero Jaz está muy entretenida despertando a Valentino con besos. 

Cuando giro mi cabeza devuelta a Miqueas, este se me tira encima. 

—¡Por favor! —pide y por un momento me quedo sin aire. 

—¡Miqueas...! —medio exclamo de la impresión. 

—¡Dí que me abrazaras! 

—¡No, quítate! —trato de forcejear y empujarlo para que al menos se caiga al suelo. 

—¡Dilo! —pero, ja, tiene mucha fuerza y pesa mucho. 

—¡Pesas mucho! 

—¡Por puro musculo! —lo miro un instante e instantáneamente entre el pánico suelto una gran carcajada. 

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