Capítulo 33

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Aaron García 

Creo que me he hecho otro grupo de amigos, más bien, de chicos en su último año de secundaria encaminándose a la universidad. 

Cada vez que pienso en la universidad me duele el estomago y eso que hace poco hemos empezado las clases... probablemente sea porque literalmente este será mi último año aquí. ¿Cómo es posible? ¿No es muy pronto aún para pensar en la universidad? ¿No lo es aún terminar la secundaria? 

No tengo idea. Y eso me asusta. ¿Recuerdan que todo me asustaba? Sorpresa, todo me sigue asustando, por si no lo notaste, claro. 

Bueno, no tanto como antes, ya cambie... un poquito. 

—¿Por qué tienes esa cara Aaron? ¿Todo va bien? 

Volviendo a eso de que tengo un nuevo grupo de amigos, me refería a esos chicos del año pasado de la clase de biología con los cuales me llevaba muy bien, en el verano no nos vimos, pero parece que no me olvidaron porque la relación sigue latente. 

—Solo me acorde que el año que viene empezaremos la universidad —le respondo a Pol. 

Pol es un chico blanco, rubio de grandes ojos azules oscuros, con acné, rostro rosado y redondo, robusto, rellenito y bajito, la mayoría de veces se encarga de hacer payasas sean intencionadas o no. 

—Ah sí, esa cosa, ni la menciones. —Volteó sus ojos—. ¿Saben que es gracioso? Que ustedes irán pareciendo adultos y que yo sigo siendo un puberto. 

—Cuando pases tu pubertad, nosotros pareceremos ancianos, mira el lado positivo —contesta optimistamente Zaid. 

Zaid tiene raíces indias, a veces se deja lucir su barba de algunos días, es muy raro que alguien no sepa quien es porque me dejo claro que todo el mundo lo conoce, repitió un año así que tiene dieciocho y cada que puede nos recuerda que tiene una novia universitaria, que en realidad, tiene su edad y simplemente no repitió. Creo que es la persona que más sabe de informática en todo el mundo. 

—Si es que alguna vez la termino de pasar —replica Pol con gesto de fastidio. 

—¿Qué cosa? —Preguntó Caleb con las cejas alzadas dejándonos claro que lo malpensó. 

—¡Pues la pubertad Caleb! —Exclamó Pol con obviedad sin percatarse de lo pervertido que es el chico—. ¡¿Qué más sino?! 

Caleb suelta su risita malvada que nos contagia a todos. 

—¿Por qué tienes la mente tan sucia, eh? —Le cuestiona con recelo, Pol, al terminar de darse cuenta. 

—No sé de qué hablas, soy un pan de Dios —él se encoge de hombros sin desaparecer su sonrisa socarrona. 

Caleb es un chico trans, con la tonalidad de piel dorada, como Anne; él me hace acordar a los fuckboys que aparecen en los libros, con su sonrisa arrebatadora, sus ojos con una mezcla de verde, azul y gris, el cabello oscuro largo, un poco ondulado y despeinado, su mandíbula marcada y obviamente la chaqueta de cuero. 

—Sí, ajá y yo soy blanca. —Ironiza Verónica, a la que solemos llamar Ronnie. 

—Oigan, ¿me pagan el concierto de Arctic Monkeys por fis? —nos pide suplicante, Maia, cuando despega su vista de su celular. 

—Obvio, ¿cómo que no? Ya mismo, ¿cuánto cuesta? Ronnie pasame la chequera —contesta Caleb sarcástico. 

 —Cállate Caleb. —Lo ignora amablemente. 

—¡Yo planeaba pagártelo, pero si no quieres, allá tú!

—Terminen sus almuerzos, ¿quieren? —Les indica Ronnie con aire maternal. 

Norte & SurWhere stories live. Discover now