Capítulo 26

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"Mi buen amor, parece fácil para ti, alejarte para luego exigir que te quiera como si nada"

Aaron García

—¡Holaa! 

Levanto la mirada para encontrarme con los ojos castaños de Julia junto a su sonrisa. 

—¡Holaa! —trato de imitar su saludo, aunque me salio un poco más apagado. 

—¿Qué haces? ¿Hace mucho esperas? 

—¿Cinco minutos? 

—Mejor entonces. —Se sienta a mi lado tranquilamente y repasa nuestro alrededor. 

Venimos al parque en donde nos conocimos porque en primera: nos queda cerca a ambos y en segunda: a Julia le parece que romantizarlo es divertido. 

—¿Qué tienes ganas de hacer? —pregunto rascándome la ceja. 

—Hay muchas opciones, pero habría que tener en cuenta el clima ya que parece que lloverá en cualquier momento, aunque el calor sigue siendo infernal, ¿el clima también puede llegar a ser así de indeciso? —cuestiona alzando una ceja castaña. 

—Parece que sí. 

—Pues bueno, a lo que iba. Podríamos comer helado o ir al cine, o comer helado y luego ir al cine, o esperar que llueva para mojarnos, o comer helado mientras esperamos a la lluvia, ¿crees que en el cine hará calor? 

—Creo que hay aires acondicionados. 

Piensa lo que dije un momento hasta que se decide. 

—Entonces... podríamos ir a comer helado ¿no? 

—A comer helado se ha dicho —sentencio levantándome del asiento. 

Es incluso gracioso que yo, justamente yo, este implementando conversaciones de forma normal con alguien que técnicamente acabo de conocer. Lento pero seguro

Hablamos durante todo el transcurso del parque hasta la heladería más cercana, eso quiere decir, que a Julia se le ocurrían todos los temas de conversación. Se le facilita bastante lograr que yo converse como si la conociera hace siglos, no me pone nervioso ni me irrita, no sé, es como... mi amiga. 

Cuando tenemos nuestros helados, nos sentamos en una de las mesas que brindan. 

—¿Por qué la mochila? —la señaló con sus ojos antes de llevarse una cuchara de helado a la boca. 

—¿Para trasportar cosas? 

—¿Cómo de qué clase? Espera, ¿eres de esas personas que siempre llevan todo tipo de cosas por si acaso, y que cuando alguien requiere de algo que normalmente no llevamos a la mano tú estas ahí salvandola? 

Sonrío al ver todas sus expresiones. 

—Eso sucede a veces. —Aclaro con un asentimiento—. Pero en realidad solo llevo una sudadera o algo que me abrigue por si me agarra frío... un libro o dos, nunca sabes si habrá un buen momento para leer...

—A eso se le llama adicción, adicto. 

—Nadie te pregunto —le saco la lengua haciéndola reír. 

—¿Solo esas cosas llevas? 

—No, también dinero, auriculares, esencia de lavanda, una libreta, una lapicera y chocolate, mucho chocolate, siempre debo de tener chocolate. 

—¿Esencia de lavanda? 

—Me la dio mi abuela para calmar mis nervios y ansiedad... me suele agarrar lo paranoico. 

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