Capítulo 27

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"The sky'd be falling and I'd hold you tight"

Aaron García 

Claramente no me lo esperaba, no me lo esperaba, ni lo idealice, ni mi paranoia llegó a ese punto de crear escenarios hipotéticos. Por Dios, estaría desquiciado. 

Miqueas, ¿esas eran las cosas que no iban bien? ¿Esas malditas cosas? 

Es cáncer, estamos hablando de cáncer, y no de cualquier cáncer, me encargue de investigarlo, técnicamente ni dormí por leer todo tipo de información. Me inquieta saber en que etapa de tratamiento está, también si es que está bajo un tratamiento, todo depende del grado en que vayan las cosas; los pronósticos de vida con cáncer más el tratamiento es alrededor de cinco años, pero si padece de cáncer incurable y progresivo todo se dirige a vivir menos de seis meses. 

Menos de seis meses. Sería cáncer terminal. Es relativo según la metástasis.  

Por eso mismo estoy entrando al hospital. Ni siquiera sé que hora es, pero ¿en verdad importa? 

Me adentro al establecimiento buscando donde pedir información, cuando encuentro la recepción me acerco tratando de que mi corazón no se acelere por el pánico. 

—Hola, buenas tardes ¿en qué puedo ayudarte? —habló un chico, o un señor, no tengo idea.

—Busco a... —Neil, siempre lo llamaba por su nombre— Neil Weber, ingresó ayer...

El hombre busca en su computadora sin dejarme terminar con los datos que planeaba darle. 

—Sí, está en observación, puedes visitarlo por quince minutos ya que el horario de visita está por acabar, debes subir al tercer piso habitación doce. 

Asiento antes de agradecerle y dirigirme al ascensor. Sigo sus indicaciones hasta llegar frente una puerta blanca con una parte de vidrio borroso. Suspiro aún sintiéndome aturdido y mando a la mierda a la inseguridad cuando golpeó severamente la puerta y la abro. 

Entro observando la luz que entra gracias a las ventanas. Veo una cama ocupada por un señor que me mira con un poco de curiosidad, a su otro lado hay otra cama sin ocupar y pulcra. Al otro lado de la cama ocupada hay un sillón con un par de prendas, también hay una mesita con una lampara, un vaso de plástico con sorbete y una botella de agua. 

—¿Buscas a alguien? —preguntó el señor y dirigí toda mi atención a él. 

—¿Usted es Neil Weber? 

—En persona. ¿Y tú eres...? 

—Aaron. Soy...

—Amigo de mi hijo. 

—Sí. 

—Pues él se fue a buscar café, por si querías verlo. 

—En realidad quería visitarlo a usted... quería saber sobre su estado. 

—¿Mi estado? 

—Sí. Mi abuela me dijo que... está enfermo. 

—¿Bella? —interrogó y alce las cejas al ver su conocimiento. 

—Sí, Bella. ¿Cómo...?

—Pues mi hijo no se guarda nada —explicó y mi corazón dio un vuelvo, de esos que ya estaba acostumbrado cada vez que se nombraba al rubio—. Aaron, acércate, esto no es contagioso tranquilo. 

Neil me sonrió señalando el sillón y gracias a los nervios imite su gesto. Me senté y lo observe fijándome en los detalles. Era verdad cuando Miqueas dijo que él es físicamente igual a su madre, ya que su papá es castaño con algunas canas y en vez de tener los ojos completamente marrones, los tiene casi completamente verdes. Aunque tiene algunos rasgos de él, como la silueta de la cabeza, de los labios y la barbilla. 

Norte & SurWhere stories live. Discover now