Capítulo 24

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Aaron García

Me desperté cuando mis primos ya no estaban y nuestro abuelo fue a llevarlos a su casa. 

Lave mis dientes, mi cara y mi papá me ayudo juntar las camas improvisadas de la sala. 

—¿Estás bien? —me preguntó doblando una manta. 

—Sí... —asentí acomodando los almohadones del sofá. 

Quizás me encontraba más serio de lo normal y ni idea del porqué. 

Mi abuela me hizo dos sándwiches buscando en mi mirada por qué me encontraba de esa forma, intente sonreirle y falle. Mi celular vibró un par de veces dándome a insinuar que se trataba de grupos, pero en la barra de notificaciones el contacto de Miqueas aparecía. 

David :p

"traje tu sudadera de vuelta"

"podrias salir?"

"Claro"

—Ya regreso —les avisé a mi papá y abuela. 

Fui hacia la puerta para verificar la presencia del chico, quien sí estaba junto a una bolsa de tela. 

—Hola...

Logre mostrar una especie de mueca como saludo y él me entrego la bolsa. 

—Gracias. —Murmure mirando al suelo. 

Nadie dijo nada hasta que mire su rostro por el silencio incomodo. Parecía que ansiaba decir algo. 

—¿Tú... quieres pasar? 

—¿Eh? No, gracias... yo, solo quería... —miró al suelo con nerviosismo—, solo quería hablar contigo sobre algo que sé que no quieres, pero que necesito saber porque tú no... —tomó aire tratando de evitar que su voz le siga temblando—, tú no comprendes lo que he estado sintiendo estos últimos meses respecto a nosotros...

—No hay... —intente negar con el ceño fruncido y el pecho doliendo. 

—Sé que dices que no hay un maldito nosotros, pero al menos lo había ¿okey?... —me mira a los ojos aumentando mi enojo y las ganas de llorar—. Lo único que te pido es que me expliques toda la mierda de este asunto porque estoy enloqueciendo ¿sí?... —tragó saliva pasando sus manos por el rostro—. Aaron tú eres... tú significas... para mi... —dejó fluir un suspiro cansado—necesito que me lo digas porque me gustas, me gustas demasiado y ya no sé que hacer para no rendirme... 

La primera lagrima que amenazaba salir, bajó por mi mejilla haciéndome enojar aún más. 

—No me mientas... —murmuro apretando los dientes y puños sintiendo las cintas de la bolsa—. Sabes que eso no es cierto...

Frunce sus cejas castañas sin comprender completamente a qué me refiero. 

—¿No es cierto que me gustas? 

—Por supuesto que no... —logro pronunciar con mi labio inferior temblando—, lo haces ver cierto, me haces creerlo, pero no es así... 

—¡Claro que lo es!

—No me engañes... —trato de limpiar las lagrimas y mi nariz. 

—Aaron, me gustas, ¿por qué mierda lo niegas? —dice con exasperación.

Norte & SurWhere stories live. Discover now