Capítulo 34

481 40 30
                                    

"It's so sweet, knowing that you love me"

Aaron García

"Estos meses han resultado muy productivos, me siento como cuando era niño y hacía deportes, me la pasaba con Milo, Ian y Gael y jugaba por todos lados.

Ahora las cosas se tornaron distintas, pero la sensación de no parar un instante se siente igual.

Comencé a trabajar en la librería de mi abuelo, a jugar fútbol con Caleb donde resulta que es el mismo club deportivo al que asiste Alex, así que me encuentro más cercano a mi hermanastro; y aunque ya estemos en el segundo periodo escolar, aún no he decidido sobre si dar la prueba a la academia, que no se note que soy indeciso.

Mik comenzó a trabajar en un cine y una cafetería, también se encuentra productivo; nos dedicamos nuestros fines de semana y siempre tratamos de encontrar un momento para vernos.

Me impacta saber la cantidad de amigos que tengo hoy en día; eso de recordar que no los busque y que fueron casualidades me sorprende, porque a veces olvidamos que al conocerlos, esos momentos se convirtieron en instantes inesperados y en cosas que no planeamos y que, asimismo, terminaron siendo personas importantes.

Creo que le temía a esa importancia que podía darles a los que me rodearan.

Creo que le temo a toda la importancia que significa Miqueas. O a toda la importancia que le dí a las cosas que hago ahora. Porque sé que tanto permitir que se adentren o dejar que se vayan es totalmente relativo.

Probablemente sea por eso que retraso la prueba a la academia... porque siento que le abriré las puertas a una parte de lo que era mamá y me aterra ser consciente que también eso podría marcharse o destruirse.

Tengo problemas con dejar ir a las cosas... con perderlas.

Pero... sé que no quedarme quieto también me beneficia; salir de mi burbuja, vivir nuevas experiencias, seguir adelante sin dejar de pensar en mamá.

Movilizarme me da cosas buenas, aprendo cada vez más a tranquilizar a mi ansiedad, a no temer tanto y no es algo que se pueda lograr de un día para el otro, pero entendí que solamente depende de mí poner empeño a mis logros, a lo que quiero llegar.

Y ahora mismo siento que sigo avanzando, que sigo aprendiendo y que sigo comprendiendo a que no todo se logra en un chasquido de dedos, que puedo equivocarme, que puedo sentirme derrotado y eufórico... que puedo sentirme humano, en su totalidad.

Puedo algunas veces sentirme valiente y otras temeroso, y eso no tiene porqué intimidarme.

Continuo diciéndome que no debo tener tanto miedo y al recordarmelo, me ayudo más. O eso dice la abuela, de hecho, muchos de mis avances se forjaron gracias a ella, como este: me dijo que escribiera sin metáforas mi pura realidad; siempre pensaré que tener una abuela psicóloga es un gran beneficio.

Trataré de tomarme las cosas a mi tiempo y también, dejar de morderme las uñas... lo veo lejano, pero lo seguiré intentando".

Suelto un suspiro cuando termino de escribir, me dejo caer sobre el respaldo de la silla, cierro mi libreta y casi al instante suena mi teléfono.

Veo en la llamada el nombre de Miqueas haciéndome sonreír.

¿Aaron?

—Mik.

Norte & SurDonde viven las historias. Descúbrelo ahora