Capítulo 2: Unidos

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Pov Dante.

Las chicas están tratando de armar la cuna de la bebé, digo tratando porque llevan cerca de dos horas con las piezas en el suelo y Araceli intentando de descifrar los planos. Mateo intentó ayudar pero, las testarudas aseguran poder solas, y pues, ya saben... dos horas después... nada.

— Ey, espanta tiburones, ¿nos ayudas? — al fin Dani decide terminar con esta payasada y pedir ayuda.

— Podemos solas Daniela.

— Araceli ya basta. Si quieres tener una escusa para pelear con Mateo busca otra, pero la cuna de nuestra sobrina tiene que estar lista ya. — la Miranda pone los ojos en blanco y entrega el folleto con los pasos a seguir a Óscar.

— ¡Al fin! — exclama mi amigo. Mateo solo se ríe y niega con la cabeza.

— Iré donde la tía Alicia.

Araceli se marcha con cara de pocos amigos hacia la habitación de Dani, donde están los padres de Anastasia junto a ella y la bebé. Ángel salió con Flavio a buscar unas lámparas de luz tenue para colocar junto a la cuna de la niña y aquí todo es un caos. Las chicas habían traído montones de ropa para Danna, doña Alicia también trajo muchos obsequios y juguetes, el oso que Óscar y Dani compraron es más grande que Anastasia por Dios, tardamos media hora prácticamente para traerlo acá arriba. Estoy feliz de que mis amigos amen tanto a mi hija, pero, esto es demasiado. Entro al baño y mientras orino voy pensando en cómo le digo a Anastasia que debemos irnos. Una vez más tendrá que renunciar a sus estudios y vida y lo que más me duele es que yo seré el causante.

— ¿Dante? — entra Mateo. Termino de arreglar mi ropa. — ¿Hablarás hoy con las chicas?

— Si Mateo, tengo que hacerlo quiera o no. Los padres de Ana se quedarán en donde los papás de Irina y las chicas acá, podré hablar con ellas.

— Podremos, no estás solo en esto. — le sonrío a través del espejo mientras lavo mis manos.

— Lo sé hermano. Muchas gracias.

—¿Qué gracias ni qué nada? Me debes $1000 dólares.  — Reímos a carcajadas.

— Eres un cabrón. — le lanzo agua y se escuda con sus manos.

— Un cabrón muy sexi, ¿no crees?

Arregla su rubio cabello mientras posa como chulo frente al espejo. No puedo evitar poner los ojos en blanco. Mi amigo es guapo, siempre le decía cuando estudiábamos que entre él, Óscar y yo, es el más guapo, el muy tarado simplemente dice: Lo sé.
A veces he querido llegar a ser como Mateo. Es un  gran profesional pero a la vez sabe vivir su vida sin que los asuntos de la oficina lo afecten. Yo soy muy por el contrario, cuando tengo un problema en el trabajo, me persigue y me hace alejarme. Con respecto a las chicas Mateo es un imán de mujeres, tiene tanta labia que todas caen solitas, aunque él no les hace mucho caso, solo busca diversión, con casi 25 años sigue huyendo de cualquier tipo de responsabilidad, y para él, curvas, falda y pelo largo simula peligro de alto riesgo.

— Araceli es algo intensa ¿no crees?

Sabía que funcionaría. A penas menciono el nombre de la chica y sus ojos van en mi dirección con un cierto brillo que no puede esconder.

— ¿Por qué hablas de esa pesada? — se hace el indiferente.

— No, nada, solo comento. — me encojo de hombros y me recuesto a la pared.

— Es odiosa — pero se ríe, ríe cuando lo dice. Ay Mateo, estás atrapado.

— Y linda. — sigo insistiendo.

En la paz de tus brazos Where stories live. Discover now