capítulo 45: Guisante

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Pov Anastasia.

Lo encontraron...

Mi cuerpo cae solo al suelo sin poder evitarlo, mi tensión subió tanto con miles de mezclas emotivas que mi organismo no resistió. Escucho todo a mi alrededor pero mis ojos se rehúsan a abrirse.

- ¡Anastasia! - Daniela grita.

Puedo sentir como me lleva alguien en sus brazos a algún sitio, cuando mi cuerpo es colocado sobre las suaves mantas sé que estoy en una cama, mi olor y el suyo están mezclado, entonces estoy en mi cama. Un rato después me repongo, Ara y Dani me miran con los ojos muy abiertos.

- Dime que estás bien. - Araceli me habla desesperada.

Me recupero y pestañeo varias veces para volver en mi, entonces sucede, la realidad choca sin frenos en mi rostro: encontraron a Dante.

- ¿Dónde está Dante? - hay desespero en mi voz.

- Fueron a por él. - Daniela me sonríe pero su mirada es triste.

- ¿Él está bien? - siento pánico de la respuesta.

- No se sabe. - se quiebra y llora. Rápidamente la abrazo.

- Siento que si lo está.

- Ojalá Ana.

La angustia que siento mientras los segundos pasan es un mal que no le deseo a nadie, no tenemos noticias y eso me está matando. Necesito saber que está bien, que volverá con vida, me autoconvenzo de que así será pero en el fondo el temor a equivocarme me carcome lenta y dolorosamente.
Intento dormir a la pequeña Danna, está inquieta, siento que todo mi malestar se lo estoy transmitiendo a mi hija y eso no está bien, sé que no. Los bebés son como esponjas, ellos absorben las emociones y acciones de los adultos porque es su modo de descubrir el mundo.

- Venga, damela a mi. - Araceli la carga e intenta calmarla.

Me siento de golpe en la cama y mis pies se mueven con ansias, tengo tantos nervios que no puedo quedarme quiera. Por minutos lloro, luego me tranquilizo y soy positiva, pero después vuelvo a pensar en lo peor y no canalizo buenas energías, al contrario, sufro por el castigo que me doy por mis pensamientos.

Irina entra a mi habitación, me mira y se sienta a mi lado acariciando mi espalda y cabello.

- Necesito que estés bien, por ti, por tu hija y por él. ¿Crees que cuando Danye vuelva quiere verte echa un manojo de nervios? - me habla pausadamente.

- Lo sé, sé que tienes razón pero tú viviste algo muy parecido con Flavio, tú mejor que nadie me puedes entender. Cuando amas e idolatras a una persona al punto de ser dependiente de él, saber que lo puedes perder para siempre supone un final en muchos aspectos.

- Te entiendo, sé a lo que te refieres. - se pone de pie y camina lentamente. - Cuando supe del disparo que recibió Flavio vi pasar mi vida en cuestión de segundos, me di cuenta que nada, absolutamente nada de lo que había vivido hasta mis 20 años había tenido un sentido u objetivo hasta que conocí a ese chico loco. - medio ríe, la imito. - El amor llega y mos cambia de un modo tan increíble que mos hace replantearnos si realmente antes de él todo había sido una realidad o solo un camino por el cual nos obligan a transitar para el momento en que llegue la persona indicada.

Sus palabras las siento muy dentro. Conocí un mundo sin límites, miedos, complejos o carencia afectiva desde en momento en que me enamoré de Dante. Supe que tenía una fuerza inimaginable que moría por estallar y mostrarle al mundo y sobretodo a ese chico que podría llegar a ser la persona más feliz y consciente, porque él me enseñó que veía su felicidad a través de mis ojos, y amé eso.

En la paz de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora