capítulo 16. Él me rompió

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Pov Anastasia.

Estamos en silencio en la sala de estar de la mansión de los gemelos Triller. Danna está en su carrito mientras juega con sus juguetes, Araceli mira por la ventana, ausente, y Daniela está en una esquina, sentada en el suelo con las rodillas pegada al pecho. Este ambiente me pone ansiosa, los chicos llevan horas en ese despecho  junto a Renata. He escuchado la voz de Dante enojada, pero, no logro percibir de qué hablan. Ya casi es la hora de cenar de Danna y la empleada de los gemelos está preparando su papilla. Cuando llega Daniela se pone de pie de inmediato.

— Ya se la doy yo. — agarra el pequeño plato y le sonríe a la señora. — ¿Puedo? — me pregunta.

— Sabes que sí. — le respondo.

Se sienta frente a Danna quien ríe al ver su comida, yo sonrío al verla a ella y Araceli mira en nuestra dirección y también sonríe. El ambiente es triste, me hubiera gustado ir al entierro de Meibis, al menos dar las condolencias a su familia, aunque por lo que nos dijo Renata esta mañana solo tenía a su padre con ella y su novio. Mi pecho se oprime cuando recuerdo a esa hermosa chica que ya no está entre nosotros, no es justo, ella no tenía culpa de nada.

— ¿Está rica la papa bebé? — le pregunta Dani a la pequeña con voz de chiquilla. — Abre la boquita. — abre la de ella para que Danna la imite y lo hace, se ven hermosas.

El cabello de Danna está más oscuro, y sus ojos más brillantes, dani asegura que se parece mucho a su madre y eso me reconforta, no solo mi hija le hace honor en su nombre.

La puerta del despacho se abre y salen los chicos. Ara y yo nos ponemos de pie de inmediato. Mateo mira a mi amiga y esta está atenta al pequeño corte que tiene en su frente, casi se desmaya cuando nos reencontramos con ellos y vio la cura de la herida, creyó que le habían disparado, pero, el abrazo que le dio mientras lloraba en su pecho, lo vimos todos, y sé que eso la tiene confundida y distante.

Me acerco a Dante y lo beso, pensé que me alejaría pero no, gracias a Dios está receptivo.

— ¿qué pasa pequeña? — me pregunta riendo y viéndome.

— ¿Está todo bien? — pregunto con angustia.

— Si Anastasia, no te preocupes. — besa mi sien.

Se acerca a donde está Dani dando de cenar a nuestra hija, pero no suelta mi mano ni por un segundo. Óscar pasa de largo hacia afuera de la casa junto a la gemela, puedo notar como Dani lo observa por el rabillo del ojo pero no dice nada.

— Necesito un cigarrillo. — me sorprendo cuando Dante habla.

— Pensé que lo habías dejado. — le dice su hermana sin verlo.

— Dije que lo necesito, no que lo quiera porque lo desee. — acalara.

Dante suelta mi mano y sale de la casa, lo sigo de cerca. Óscar quien se fumaba uno le ofrece un cigarrillo. Cuando lo enciende, expulsa el aire hacia el cielo, como si ese humo pudiera llegar más lejos, exhala.

— Todo estará bien amigo. — escucho que le dice Óscar.

— Dante. — lo llamo, me observa. — Te amo. — sentí la necesidad de decirle. Sonríe y vuelve a mirar a la nada.

Renata lanza su cigarrillo que ni notaba que tenía y entra a la casa, Óscar un rato después la imita. Solo quedamos él y yo, él sigue fumando y yo viéndolo. Ninguno dice nada. La tarde está hermosa y cálida pero una frezca briza despeina mi cabello.

— Hagamos algo. — me dice de la nada.

— Algo como qué.  — tomo confianza y me acerco a él.

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