capítulo 25: Forzando el destino

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Pov Anastasia.

Han pasado días y solo hay silencio. Riven no se ha comunicado y nosotras no hemos tenido la oportunidad de escaparnos otra vez, y por el bien de Migoh y su madre, debemos estar quietas.
Hace mucho frío, Danna está bien abrigada mientras juega con Araceli, una intenta atrapar a la otra y ríen, las carcajadas de mi pequeña se escuchan en toda la casa. Es increíble el enorme parecido que tiene con Dante. Sus ojos azul profundo son como los de mi madre, pero de ahí en adelante, Danna es la versión mini femenina de su padre.
Bajo mi vista mientras mis ojos se llenan de lágrimas. Aunque intento hacerme la fuerte, cada día, cada noche, solo lloro por ese hombre. Es tan injusto todo esto. Con mi mente más tranquila he pensado, con claridad. Es cierto que quizás esta era la mejor solución, alejarnos para ponernos a salvo. Dejando de lado el egoísmo de mi amor por Dante, debo tener como prioridad la seguridad de mi pequeña, justo en eso pensó él, en el cuidado de todos pero, ¿y si nunca más lo vuelvo a ver? El pánico siempre se instala en mi pecho y mi garganta solo de pensar en ello. Solo logro llorar aún más ante la posibilidad de que Dante muera y no volver a decirle cuanto lo amo y lo agradecida que estaré infinitamente con él por haberme regalado los mejores momentos de mi vida.

— Mamá...

Mis ojos se abren y las lágrimas caen más, aún más. Me ahogo en un sollozo cuando escucho de los labios de mi bebé la palabra "mamá" por primera vez. Me agacho y la observo, sus ojitos inocentes me miran y ella hace un puchero, sus ojitos se cristalizan.

— ¿Qué pasó mi amor? — le hablo con voz tierna mientras la tomo en mis brazos.

Danna llora y con sus manitas frota sus ojos para apartar sus lágrimas.

— Me llamaste mamá. — digo llorando.

— Deja de llorar Ana. — Araceli llega a mi lado. — Está llorando porque te ve llorar.

¿Tendrá razón?

Y justo ahí las manos de Danna están en mis mojadas mejillas. La beso en sus cachetes y ella sonríe.

— Te amo mi pedacito. — digo con mis labios sobre su mejilla.

— Tienes la mejor mamá del mundo Dannita. — Ara le habla por detrás de mi para que ella la vea.

— Mmma... mamá. — dice por segunda vez y una sensación de orgullo recorre mi pecho.

¡Dios! ¿Cómo una personita tan pequeña puede llegar a ser tan importante en nuestras vidas? El amor que sentimos por estos seres es tan incalculable que no existe un límite que defina cuanto amo a mi hija. Desde el momento en que supe de su existencia, donde una mezcla de miedos, confusión y amor se fusionaron y me hicieron experimentar la mejor sensación del mundo, la de saber que hay vida en mi interior, que daría vida a una vida.

La abrazo y alzo mi vista, hay un chico de vigilancia que está dentro de la casa, antes no podían entrar pero, luego de los últimos acontecimientos, Donato reforzó la vigilancia.

— Violet, Cándida... — se acerca Migoh. — Ya la cens está servida.

— Gracias Migoh, ya vamos. — le dice Araceli.

— Andrea no quiere comer, otra vez.

Daniela lleva tres días en cama. No quiere comer, a penas y bebe agua, no se levanta para nada, ni siquiera para tomar un baño. Me siento muy mal por ella, no solo su hermano podría morir en esto, el hombre que ama también. Quedaría sola, y ese es su mayor temor. Anoche hablamos y mi corazón se sintió tan vulnerable que nunca podré olvidar las emociones que desprendía su cuerpo y su alma.

Flashback.

— Me quedaré solo Ana... — sorba por la nariz.

— Estamos aquí contigo Dani, y tienes a un chico que te ama e idolatra y un hermano que te protege y así lo hará siempre.

En la paz de tus brazos Where stories live. Discover now