capítulo 27: Dante

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Pov Dante.

- ¡Ya Dante, ya, joder!

Mateo intenta sostenerme pero aún está un poco convaleciente de sus heridas. Estoy echo una fiera, y no hablo en el sentido metafórico. Lo intenté, he intentado mantener la calma en todo este tiempo pero, ¿a caso ella se está burlando de mí? ¿A caso no entiende del sacrificio que he hecho por su bienestar?

- ¡Dante! No vas a lograr nada reaccionado así. - Daria me habla desde el rincón donde está de pie viendo el espectáculo. - Ahora solo resta encontrarlas.

- Esta vez Anastasia rebasó todos los límites. - Óscar tiene razón, esta vez, llegó demasiado lejos.

Quizás nunca debí subestimarla. Siendo sinceros, jamás creí que una chica tan aparentemente frágil pudiera hacer más que quedarse quieta y esperar que todo acabara. Pero me equivoqué, y yo odio equivocarme, y peor aún, odio no tener el control sobre las cosas.
Ahora mismo ella está sabrá Dios donde, con enemigos al acecho que solo van tras mi punto débil porque saben que solo así me pueden doblegar. Ella no sabe lo que acaba de hacer, me acaba de dejar en medio de la diana de mis enemigos.

Respiro con dificultad mientras observo mis puños bañados en sangre luego de arremeter contra todo lo que tenía en frente. El buró, la pared, el cristal de una de las ventanas que ahora tiene una enorme grieta. Desde que recibí la llamada de Donato supe que algo no estaba bien, y al escucharlo decir las malditas palabras, todo se volvió rojo.

《Escaparon》

《Están en Houston señor》

¡Mierda! Estas chicas no miden la noción del peligro. Aún no saben en lo que estamos metidos, parece que no tienen la menor idea de a lo que nos estamos enfrentando.

- Aún no tenemos nada del paradero de las chicas. - Rubén entra a la oficina, o bueno, lo que queda de ella. - Mis hombres están buscando Dante, no te preocupes...

- ¿Qué no me preocupe? - lo veo con los ojos inyectados en sangre. - ¿Sabes que mi hija a penas tiene 7 meses de nacida? Desde el momento en que supe que esa niña existía, solo he querido vivir para su bien. Cuando Anastasia estaba en esa cabaña en llamas e Irina gritó que esperaba un bebé, no me importó morir, porque tenía que salvar a la chica que amaba pero también al fruto de nuestro amor que ya tenía vida propia.

Todos están en silencio, solo me escuchan hablar. Me siento en la silla giratoria que había lanzado. Siento que mi cuerpo pueda toneladas y solo quiero descansar de esa enorme carga que está sobre mis pies.

- Ella no tiene derecho a destruir lo que he logrado. - susurro. - Salí huyendo como un maldiro cobarde solo por ellas, y no me importó Ruben, no lo hizo. Solo quería que Ana tuviera una vida "normal" y mi hija pudiera crecer.

- Dante...

- Yo no quería que nada de esto pasara. ¿Crees que quiero que la mujer que amo corra peligro? Vivo con el temor de que Danna no pueda ser una niña normal, que viva una vida normal. Cada día que despertaba a su lado y la veía en su pequeña cuna, le hacía la promesa de protegerla siempre. ¿Por qué Anastasia me hace fallarle?

- No le has fallado a nadie amigo - Óscar llega a mi lado y coloca una mano sobre mi hombro. - ¿Sabes por qué siempre hemos estado aquí contigo? Porque eres el hombre más justo y fuerte que he conocido Dante. Desde que éramos a penas unos niños, hablando de sueños, jugando al policía y el ladrón, cuando te veía esconderte y esconder tus sueños tras una armadura para no defraudar a los demás, solo esperaba el día en el que quisieras ver y hacer por ti. Lo lograste amigo, te has convertido en Dante Pieres y eso es un mérito que nadie nunca podrá quitarte.

En la paz de tus brazos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora