capítulo 29: Amar a mi chica.

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Pov Dante.

Gracias a Dios todo salió bien. Nuestros hombres no fueron descubiertos y tenemos algunas pruebas de valor luego de esta reunión. Todos se han ido, solo los chicos y yo estamos en el depa. Óscar, Renata y Daria hablan aún haciendo análisis y aportando ideas y conclusiones para la investigación, Rubén se retiró al despacho y Mateo duerme.
Estoy sentado con un trago en la mano y la mente en cualquier parte. Pienso en todo a la vez y siento una enorme presión sobre mi. Es como si algo me recordara constantemente que la vida de todas estas personas están en peligro por mi. Luego de escuchar esa reunión, sé que me consideran una piedra en el camino, eliminarme a mi y a mi equipo es una meta segura, aún cuando mi ladre intento minimizar mi presencia en todo esto. El hijo de puta de Enrique estaba ahí, era frío y calculador, no le importaba el hecho de que debatían qué hacer o no con mi vida, él solo aportaba sisañas para que fueran en mi contra lo antes posible.

Una mano se coloca en mi hombro y me hace salir de mis pensamientos, algo la vista, es Ruben.

- Toma. - me entrega un papel perfectamente doblado.

- ¿Qué es? - solo, no quiero pensar demasiado.

- Ahí está tu chica.

Ahora si desdoblo la hoja torpemente lo más rápido posible. Está la dirección de dónde se encuentran las chicas. Siento un poco de tranquilidad al saber que las encontramos, pero, el enojo también está presente. Bebo mi trago de una y me pongo de pie sin mediar palabra y me retiro a mi habitación.

Hay mucho trabajo en la oficina. No hemos podido ir a por las chicas pero hay vigilancia a sus alrededores aún cuando ellas no lo saben. Rubén dio tan rápido con la dirección ya que puso uno de dis hombres tras el rastro de la rubia. Irina una vez más me da lo que busco, esta vez no fue hablando de más, pero salir de casa de sus padres directo al depa donde se están quedando todos, fue la solución a uno de mis 9mil problemas.

Cecilia entra con casos y más casos. Estoy atareado tratando de analizar todos los posibles. No solo los rusos son la prioridad en esta oficina, controlar el orden, los crímenes y delitos de esta ciudad son de suma importancia para todos los presentes aquí. Esta mañana estuve en la sala de interrogatorios, extrañaba esto, sentí una extraña adrenalina, y súmele a eso el cabreo que traigo con las chicas por escapar, pues, se podrán imaginar cómo actuó Dante en esa sala.

- ¿Almorzamos? - pregunta Mateo quien entra sin pedir permiso ya saben , viejas manías, para no perder la costumbre.

- Tú deberías de estar en casa. - lo reprendo mientras ordeno unos papeles.

- Dante, solo tienes una hija y es a penas una bebé, a menos que quieras ser mi sugar daddy, no necesito un papá.

- Imbecil. - le lanzo un boli.

- Chicos, tengo hambre. - otro más que conserva las malas costumbres.

- Óscar se toca antes de entrar.

- ¿Qué podría haber visto? Desnudos ya lo he hecho, en sus modos gays también, peleando, abrazados, riendo los he visto en todas las facetas, no me asustaria con nada.

- Por un poco de educación, quizás. - pongo los ojos en blanco.

- Cuando pasas tiempo sin follar suele pasar esto, vuelves a ser un odioso grano en el culo. - me dice riendo.

- ¡Que te follen! - alzo la voz.

- Si Dios quiere, pronto. - cruza los dedos.

- La idea no es premearlas chicos. - habla Mateo refiriéndose al hecho de que en unas horas vamos en busca de las chicas.

En la paz de tus brazos Where stories live. Discover now