CAPÍTULO 12

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Siendo sincera, no sabía nada de cómo funcionaban las cosas con la venta de ropa y demás, pero estaba segura que la afirmación del italiano podía ser erronea

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Siendo sincera, no sabía nada de cómo funcionaban las cosas con la venta de ropa y demás, pero estaba segura que la afirmación del italiano podía ser erronea. No estaba ni cerca de parecer una modelo capaz de ganar cincuenta millones de euros en un año. Él enloqueció.


—No apoyo está locura, Leandro —replicó la mujer dejando de la lado el formalismo—. Si las cosas salen mal tú serás quien duplique la inversión de tu propio bolsillo —acotó, poniéndose de pie bajo la mirada de todos—. Buen día.

No esperó respuesta de nadie, paso justo a mi lado saliendo de la sala con evidente molestia y desacuerdo.

—Velentina, encarguese de que la gala de mañana sea perfecta y preparen todo para el lanzamiento —ordenó.

—Por supuesto, señor —tres voces respondieron al unisono.

Aquellos hombre de traje acompañaron la voz de Valentina para posteriorme voltear a verme con recelo. No había duda que todos pensaban lo mismo que la mujer que abandono la sala, yo no era la indicada para el trabajo, pero el dueño estaba empeñado en que así fuera.

El resto de la mañana pasó entre pruebas de maquillaje y peinados, no fue hasta que unas de las chicas dijo que la pasarela era la más esperada del año que comprendí qué significaba la gala. Debía modelar las finas prendas que había usado en las fotografías, pero en esa ocasión tendría muchos expectadores.

En dónde te has metido, Elena.

—No pueden hacerlo todo así de rápido, debiste decirme que esto pasaría de un día para otro —me quejé—. No estoy lista y lo sabes.

—Elena, esto no está pasando así de rápido como lo ves, llevamos un año trabajando en esta colección y créeme no podemos retrasarla un solo día —explicó—. Estás lista, sabes lo que tienes que hacer. Solo debes olvidar que las personas te están viendo y todo estará bien.

—No lo entiendes —dije exasperada—. Esto es demasiado.

Valentina alzó la vista de las fotos entre sus manos para verme.

—Escucha, ya no hay marcha atrás. La gala es mañana, así que ya deja todos tus temores de lado y empieza a comprometerte con tu trabajo —su voz salía dura—, esto no es un juego de niños, es mucho dinero y el prestigio de una marca que se encuentra en el más alto nivel lo que está en juego.

No pude decir más, ella tenía tanto trabajo por hacer que su móvil no dejaba de sonar cada pocos minutos. Todas las personas parecían haber enloquecido. Caminaban a prisas de un lado a otro, revisaban cajas, hacían llamadas, apuntes y miles de cosas más.

Los nervios me estaban carcomiendo por dentro. Ni siquiera había visto las fotografías y ya tenía que desnudarme frente a un centenar de personas desconocidas como parte del contrato.

Una Peligrosa PropuestaWhere stories live. Discover now