CAPÍTULO 19

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Sí en algún momento de la vida pensé que ser modelo era solo estar frente a una cámara y sonreír seguramente era una estúpida monumental

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Sí en algún momento de la vida pensé que ser modelo era solo estar frente a una cámara y sonreír seguramente era una estúpida monumental. La realidad distaba mucho de lo que había pensando.

Justo después de varías fotos en las que fingía estar feliz me tocaba estar frente a la mujer que decía ser mi nueva entrenadora y que además aseguraba que necesitaba bajar de peso y hacer mucho ejercicio.

Vaya, aquello no era una novedad. Todos opinaban que estaba muy gorda, cosa que era falsa, pero si me comparaban con el resto de las chicas que trabajaban en lo mismo que yo entonces sí, tenían razón, estaba con sobrepeso.

—¿Alexa? —La rubia de piernas largas y medidas perfectas apareció a espaldas de la entrenadora, misma que volteó para encontrarse con ella y fundirse en un abrazo—. Que gusto me da verte de nuevo por aquí.

—Pues el señor Mancini me quiso de vuelta para esculpir a la nueva modelo —comentó con una sonrisa—. Espero cumplir la misión y poder seguir aquí trabajando con todas como en los viejos tiempos.

Raisa, volteó a verme con cara de asco como era su costumbre. De alguna manera ella se sentía superior al resto, pero sobretodo se sentía superior a mí. Algo que desde luego no era necesario, ya me había quedado claro que ella era la mejor de todas las chicas, que era una modelo exitosa y que ninguna otra mujer había logrado todo lo que ella consiguió a su corta edad. Y lo cierto es que, aunque tenía ganas de hacer bien mi trabajo, ella era una experta que no podía tener competencia.

—No sé qué pasa con Leandro, se ha empeñado en que ahora quiere piedritas en medio de diamantes —se rió como si acabase de contar un chiste—. Pero bueno, ya el tiempo se encargará de mostrarle que solo perdió tiempo y dinero.

—O quizá puede haber sorpresas —mencionó Alexa regalándome una sonrisa empatica.

—Oh, temo tener que decepcionarte, pero no hay manera de que una insípida mujer pueda destacar en este entorno, ya sabes, esto es trabajo de tiempo completo para toda la vida y no solo por unas horas de fama.

No necesitaba escuchar más de aquella conversación absurda, así que les dejé ahí hablando de mí a su gusto, así le evitaba a Alexa sentir pena por mí.

Era consiente de que yo no encajaba en ese lugar, de que no estaba ni cerca de parecer una modelo profesional o al menos una chica con un poco de talento para ese trabajo. Estaba claro que estaba ahí porque era un capricho del italiano y porque su mente retorcida asumió que era la manera de tenerme cerca y conseguir su objetivo: meterme a su cama.

Camine por el lugar tan absorta en mis pensamientos que no sabía a dónde iba, hasta que me encontré con un hermoso estudio fotográfico en el que había muchos maniquíes con unos vestidos hermosos, pero uno sobresalía del resto. Un vestido en corte sirena de color verde esmeralda, con un escote en forma de corazón, tirantes con pedrería y una abertura que llegaba a la mistad del muslo, parecía sacado de una película por lo delicado que se veía. Sin duda quien fuese a lucir aquella prenda se vería hermosa.

Una Peligrosa PropuestaWhere stories live. Discover now