∞ C h a p t e r 30 ∞

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Chaeyoung


La vida aún me parecía una cosa impredecible y llena de sorpresas.
No podía creer que el mismo chico molesto que se había aparecido un día cualquiera frente a mí fuera el mismo que me había hecho sentir lo suficientemente cómoda como para desahogarme y para sentirme a gusto estando a su lado.
Sus palabras tras que yo le contara todo me continuaban dando vueltas en la cabeza y me habían producido una cosa extraña que ni siquiera podía describir.
Era como si de no tener nada, de pronto, pasara a tenerlo todo; como encontrar oxígeno en medio de mi asfixia; como si me hubiera estado muriendo de frío y alguien hubiera puesto una manta sobre mí...como si él realmente necesitaba llegar a mi vida para hacerme sentir importante.
Con él era como si, de un momento a otro, hubiera encontrado un refugio, comprensión y un consuelo a mis lágrimas que nunca había encontrado.
Era un sentimiento distinto a lo que me sucedía con Jungkook y era alarmante, sobre todo porque estaba empezando a creer que me volvería dependiente a verlo o escucharlo.
Todo estaba sucediendo demasiado pronto pero no podía evitar esa rara conexión que nos unía y que nos obligaba a estar más juntos a medida que el tiempo transcurría.
Quería dejarlo, pero él tan enigmático, diferente y extrañamente encantador y yo tan vulnerable, necesitada y solitaria que parecía ser en vano siquiera intentarlo.

Después de nuestra deprimente charla sobre mi familia y de que él me obligara a comer como si no fuese a hacerlo nunca más, salimos a su balcón para ver las estrellas.
Estábamos sentados en el suelo con unas delgadas mantas cubriéndonos y Byeol correteando alrededor de nosotros.
La noche estaba fría pero el cielo estrellado estaba tan bonito que parecía un desperdicio no salir.

—Tú y Byeol tienen algo en común—comentó él de pronto.

—¿Ah sí? ¿Qué cosa?—volteé a verlo.

—¿Por qué crees que le puse Byeol?—sonrió un poco.

—No tengo idea.

Soltó una risa.

—La primera vez que lo traje él estaba sin duda feliz, probablemente porque había encontrado un hogar, pero se vió realmente feliz cuando corrió a la ventana de mi cuarto y vio las estrellas. Pareció que le gustan mucho entonces decidí ponerle así. Hoy que me dijiste que a ti también te gustaban encontré que ustedes dos se parecen en eso.

Sonreí y tomé al cachorro para abrazarlo. Me lamió un poco y reí para volver a ponerlo en el suelo.

—¿Qué hay de ti? ¿No te gustan?—le pregunté.

—¿Cómo no me gustarían?—observó el cielo. —Son preciosas.

—Por supuesto—concordé. —Yo también pienso que dan como cierto mensaje de esperanza; el cielo es oscuro, pero ellas aún brillan a pesar de todo, ¿no crees?

—Tienes razón.

Nos quedamos un rato viendo los puntos de luz hasta que él volvió a tomar la palabra.

—Creo que ya sé porque te gustan tanto las estrellas.

—¿Por qué, según tú?—fruncí el ceño confundida.

—Porque te pareces a ellas.

Parpadeé confundida y él me sonrió.

—Creo que las estrellas no brillan por sí solas, o al menos no es así esta noche. Para mí, brillan por ti y por todo lo que tú has hecho hasta ahora. Igual que ellas, sueles brillar en medio de la horrible oscuridad.

Me quedé estática, afectada de manera tonta por sus palabras.
Volvió a sonreírme, pero no de esa manera arrogante y falsa que hacía a veces, sino sincero y hermoso.
Mi corazón se aceleró.

—Deberías saber que, no solo por tu exterior, sino por tu interior, tus acciones y todo eso que eres y que está incrustado en tus huesos...todo eso junto te hace hermosa. Tenlo presente.

Mis ojos y los suyos se vieron directamente y me ví obligada a observar el cielo porque de repente la situación se ponía demasiado rara.
Mi corazón latía aún en un ritmo anormal y algunas lágrimas se acumularon en mis ojos.
Sus palabras probablemente eran las más bonitas que había escuchado alguna vez, quitando las falsas que no habían significado nada antes.

—Hace frío.

Su voz volvió a escucharse y antes de que pudiera enderezarme para verlo otra vez, sus manos se acercaron a mis hombros y acomodó la manta, luego fueron directo a mi cara para acomodarme los mechones de cabello que el viento me había desordenado.
Me quedé estática observando su sonrisa y quise llorar porque ese Taehyung me estaba haciendo sentir de una manera que nunca imaginé volver a sentirme.
No, no quería.

Antes de que pudiera detenerme a pensar algo para decirle, sentí su mano tomar la mía por debajo de las mantas y todo fue fuego, descargas eléctricas y una mezcla absurda de felicidad y miedo y yo...yo simplemente me sentía a punto de morir.

✨✨✨

Hemos avanzado ya mucho con esta historia y me emociona que estamos llegando a las partes interesantes jsjs.
Muchas gracias por leer🌼

soft addiction; kth [editando]Where stories live. Discover now