∞ C h a p t e r 35 ∞

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Taehyung

Sabía que tenía que hablar, tenía el deseo de hacerlo, pero mi cerebro no podía dejar de pensar en los ojos de la rubia que me veían expectantes.
Prácticamente nuestras narices estaban rozándose y yo no podía dejar de mirarla, era como si había algo en su rostro que no había notado antes y me producía una sensación extraña.
Tenerla así de cerca y poder verla me gustaba mucho.

—¿Me vas a contar?

Su voz me hizo salir del trance y asentí un poco intentando concentrarme en mis palabras.

—Nací en Busan un treinta de diciembre. Tenía entonces una madre, un padre y mi hermano mayor, Yoongi, que tenía cuatro cuando eso sucedió. Como es normal, no tengo muchos recuerdos de mis primeros años, pero cuando empecé a ser consciente de la realidad me di cuenta de dos cosas; mi familia no era para nada feliz y tampoco eran todos lo que yo imaginaba.

Frunció el ceño y suspiré.

—Mi hermano no era del todo mi hermano. Yoongi era hijo de mi mamá, pero su padre no era mi padre y, por otro lado, ese hombre que vivía con nosotros y quien me había dado la vida era un demonio y no la persona que un niño quisiera fuera su padre. Él era un maldito alcohólico que apenas trabajaba y el poco dinero que ganaba se lo gastaba en la bebida. Llegaba a casa y golpeaba a mi mamá como un animal sin importarle nada. No la quería a ella, ni a mí, mucho menos a Yoongi.

La sentí tensarse a mi lado y le sonreí un poco, aunque quizá no fue la mejor sonrisa que le había ofrecido.

—La vida era un infierno viviendo así, pero ella no podía dejarlo porque decía que no sabía que hacer con dos hijos pequeños y que no podía arriesgarse—reí amargamente. —Ella sufría y nosotros no podíamos hacer nada más que llorar.

Observé su cara e imaginé que muchas preguntas rondaban en su cabeza, pero le agradecía que me escuchara sin decir nada.

—A pesar de todo, cuando tenía cinco o seis empecé la escuela. Yo era un niño introvertido y temoroso y en nuestro pequeño pueblo todos sabían de todos, así que yo no era muy bien visto al ser hijo de un hombre bueno para nada y una mujer con dos hijos de distintos padres. Los otros me rechazaban y yo creí que era mejor estar solo, hasta que un niño apareció ante mí con una brillante sonrisa y me ofreció sus juguetes. Me entusiasmé tanto, sobre todo porque era la primera vez que alguien quería acercarse a mí. Ese niño era Jeon Jungkook.

Hubo una chispa de tranquilidad y confusión en sus ojos y pensé bien como continuar.

—Jungkook vivía también en el pueblo y fue el único que quiso conocerme. Nos sentamos juntos, empezamos a conversar y yo no pude ser más feliz porque finalmente había encontrado a alguien; se volvió mi mejor amigo y la persona a la que yo más cariño le tenía.

Desvié mis ojos al techo.

—Pasamos varios años juntos y éramos inseparables. Para mí él lo era todo, es decir, mi vida en casa era horrible así que ver a Jungkook y estar con él representaban los únicos momentos felices que tenía. No puedo describir siquiera lo mucho que lo quería y que dependía emocionalmente de él—cerré los ojos por un segundo. —Todo estaba bien, hasta que un día cuando tenía nueve, estaba en tercer grado, mi vida se vino abajo. Ese día después de la escuela Jungkook y yo habíamos estado realmente felices mientras caminábamos a nuestras casas y hablábamos sobre como jugaríamos al día siguiente con el carro a control que su papá le había comprado a él. Estaba muy emocionado que apenas me despedí de él corrí a mi casa queriendo contarle a mi mamá las cosas, pero cuando llegué toda mi felicidad se esfumó al ver lo que pasaba.

soft addiction; kth [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora