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El nombre de la rubia era Ángela Miguel y era modelo de trajes de baño y lencería: Alec averiguó eso el martes al iniciar su turno, cuando la policía llegó al bar y le mostró su fotografía. Al parecer el cadáver de la chica había sido encontrado en un basurero al otro lado de la ciudad sin cabello y sin uñas en pies y manos. El hecho de que todo indicaba que él y Emmet habían sido los últimos en verla antes de su desaparición sólo complicó las cosas.

Para Alec fue un duro interrogatorio, pero ya que inmediatamente después de terminado su turno había sido recogido en la salida del bar por su hermano (quien lo había invitado a desayunar tal y como lo hacía todos los domingos) los oficiales no tuvieron de otra que dejarlo en paz...

No fue tan fácil para Emmet.

El pelirrojo vivía solo, y la noche del domingo había sido su noche libre (la cual dijo que decidió aprovechar para limpiar su hogar y dormir), por lo que no había tenido una coartada (sólida) que presentar ni para el momento de la desaparición de la rubia ni para el momento en que el cadáver supuestamente había sido desechado. Aun así, para cuando los oficiales terminaron de hablar con él Emmet no parecía ni siquiera un poco preocupado.

-Por supuesto que no tiene de qué preocuparse – comentaba un mesero joven de nombre Gabriel – él no la mató.

-No importa que no lo haya hecho – replicaba George (un hombre de más de cincuenta años que además era el compañero de barra de Emmet) – a los ojos de la policía, si pasas una buena noche de descanso en tu casa sin compañía adicional eso te hace sospechoso automático de cualquier crimen que se cometa en la ciudad en ese mismo periodo de tiempo.

-Sí bueno, honestamente yo paso una sola noche en mi apartamento en toda la semana, y eso si bien me va – replicó Emmet de mal humor – así que disculpen que no sea una sensación agradable si me tratan como si eso fuera un crimen capital.

-Sí pero los trabajadores diurnos no entienden la vida de nosotros los trabajadores de los antros de noche – insistió George – y los policías en especial son los peores de todos.

-Suma a eso que cuando una linda chica o un ebrio desaparecen de un bar siempre nos hacen tantas preguntas que pareciera que realmente asumen que esas gentes son la únicas que demandan atención – apoyó otro barman de nombre Oscar, quien hablaba con especial resentimiento sobre todo porque dos meses antes él mismo había sido sospechoso del asesinato de un idiota que le escupió brandy a la cara y se fue sin pagar.

-Independientemente de lo demás – intervino Samantha por primera vez – espero que atrapen pronto al hijo de puta que asesinó a esa chica.

-Sam tiene razón en eso – secundó Gabriel – ojalá que ya dejen de perder el tiempo con Emmet y saquen a ese asesino de las calles.

Sin poder contenerse por más tiempo Alec palmeó el hombro de Emmet en lo que pretendía ser un gesto solidario. A decir verdad, al castaño no le importaba si atrapaban o no al asesino de esa descarada, lo único que pasaba por su mente era que no quería que esos oficiales volvieran a molestar a Emmet.

ALECWhere stories live. Discover now