VI

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Hablando específicamente de los puestos y lugar de trabajo en los que estaban: trabajar en el turno de la tarde significaba una jornada laboral estable de siete horas por una ganancia moderada a la hora sin incluir las propinas, las cuales podían (en un día bueno) ser del triple de esa cantidad; por otro lado, trabajar en el turno de la noche implicaba una jornada de entre ocho y diez horas (dependiendo tanto de las clientelas como de las comisiones), lidiar con el triple de borrachos y fácilmente tres veces más clientes que en el turno de la tarde y todo por exactamente la misma paga de horas sin propinas.

La cuestión es, que en el turno de nocturno en una noche "mala" las propinas triplicaban el salario y las noches buenas eran abundantes.

Sí, trabajar de noche era agotador física y mentalmente, pero las ganancias lo valían, y por eso es que (una semana después del incidente con la rubia) todos estaban tan sorprendidos cuando Emmet les anunció que había hablado con el jefe para que lo cambiara al turno de la tarde.

-¿Esto tiene algo que ver con esa modelo que desapareció? – le preguntó George muy serio.

-Oh, para nada – respondió Emmet sin dejar de lavar sus vasos – será sólo por unos meses y es más bien una cuestión personal.

-¿Personal? – a su propio pesar Alec no pudo contener la curiosidad. Emmet siempre que platicaba decía que el turno nocturno le acomodaba mejor, y que los compañeros del turno de la tarde no eran tan divertidos como ellos.

-Sí, verán: mi hermana acaba de inscribirse en el bachillerato y va a vivir conmigo todo este semestre. No me entusiasma la idea de trabajar por las tardes pero si ella sale de casa todo el día y yo no estoy toda la noche ¿en qué maldito momento vamos a vernos?

-¿Tu hermana? – Se sorprendió Gabriel – ¿tienes una hermana?

-Sí, se llama Amelia y es una cosita empalagosa y molesta – respondió Emmet con cariño.

-¿Amelia? ¿Se llama igual que tu madre?

George volteó a ver a Alec con algo de sorpresa, más de cuatro años de trabajar codo a codo con Emmet y si bien el pelirrojo mencionaba a su madre de vez en cuando parecía siempre eludir deliberadamente decir el nombre de pila.

-Sí. Muy original ¿cierto?

-Ni que yo fuera quien para hablar: mi hermano el mayor se llama Bernard en honor a mi padre, quien se llamó así en honor a su padre, quien se llamaba así en honor a su padre...

-Y así por toda la larga historia de la familia Mack ¿no? – se burló Samantha.

-Probablemente – reconoció el castaño.

-Bueno, el día que Amelia tenga hijas espero sinceramente que le ponga su nombre por lo menos a una de ellas – intervino Emmet – honestamente es un nombre hermoso.

-¡Oh cielos! ¿Me estoy volviendo loco o realmente Emmet cabello en llamas tiene una sonrisa boba en el rostro?

-Sí tú estás loco también lo estoy yo: escuché y estoy viendo exactamente lo mismo que tú.

-No están locos – interrumpió Alec – pero él siempre se pone así cuando habla de su familia.

-Sí bueno, es raro.

-No – corrigió el castaño – en realidad es lindo.

Y en cuanto se dio cuenta de lo que acababa de decir tuvo que luchar con todas sus fuerzas por controlar el sonrojo y les recordó a todos que su turno estaba por comenzar con la expresión más seria de su repertorio.

Emmet por supuesto no dejó que la prisa repentina lo distrajera del hecho de que Alec lo había llamado "lindo", y el resto de sus compañeros tampoco desaprovecharon la oportunidad de burlarse de la vergüenza del castaño.

ALECDonde viven las historias. Descúbrelo ahora