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Llegó al baño con el tiempo justo para arrodillarse junto al inodoro y vaciar el contenido de su estómago de forma escandalosa y violenta; después del ataque de vómito los oídos le zumbaron durante casi un minuto antes de que todo volviese a la normalidad.

-¿Alec? – con el ceño fruncido Emmet abrió la puerta del pequeño baño y entró sosteniendo un vaso con agua.

-Lo siento por esto – susurró el castaño con el sudor aun aferrándose a su piel y el estómago adolorido.

-Con este ya son tres días – murmuró el de ojos grises bajando la mirada.

-Sí, pero no es nada personal en contra de tu comida – trató de bromear el castaño.

-Sé que no es por lo que cociné hoy pero eso no cambia que luces terrible. Cómo sea, te prepararé un té para ayudar a asentar tu estómago y dejaré caldo para que cenes suave.

-No estoy seguro de si es buena o mala suerte haberme enfermado así en mi única noche libre de la semana – se quejó el de ojos negros.

-Has estado enfermo toda la semana – contradijo el otro con gentileza – aunque admito que hoy estás peor – después llevó una mano a la frente de su compañero – tienes algo de fiebre ¿estás seguro que no quieres que me quede contigo?

-Emmet, si le decimos al jefe que vas a faltar un viernes por la noche para quedarte a cuidarme de un malestar estomacal él va a matarnos a ambos y lo sabes.

-Bueno, lo bueno de que ambos seamos el pequeño secreto del otro es que no tengo que decirle a nadie por qué es que estoy faltando ¿verdad?

-Oh, eso suena tentador...

-¿Entonces...?

-¡Entonces nada! Tú vete a trabajar y yo me quedo a cuidarme por mí mismo.

-¿Estás completamente seguro?

-Emmet, si quisiera a alguien que me tratara como un niño iría a casa de Bernard y le contaría todos mis síntomas a mi cuñada. Ahora deja de preocuparte y vete a trabajar.

-Está bien, pero volveré aquí después del trabajo ¿entiendes?

-Sí mamá – se quejó Alec sacando la lengua y rogando a Dios que las náuseas que estaban comenzando a regresar realmente no significaran nada más grave que una infección estomacal.

ALECWhere stories live. Discover now