IX

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Alec se había retirado, los platos se habían lavado y guardado y la mesa había sido recogida y limpiada.

Dejar el comedor y trasladarse a la pequeña sala para ver una película o algo similar el resto de la tarde habría sido algo normal para un trabajador en su día libre como Emmet, y retirarse a su habitación a hacer la tarea o comenzar a decorar su espacio no sería extraño para una adolescente de la aparente edad de Amelia. Aun así, ni uno ni otro trató siquiera de dejar su lugar en la mesa del comedor.

-Entonces – habló ella finalmente – fue una comida agradable pero ¿vas a decirme ya por qué querías que viniera?

-Necesito tu ayuda – respondió el pelirrojo sin rodeos – y puede que un par de consejos también.

-¿Es algo grave? – preguntó ella preocupada.

-Antes que nada no es algo malo... y sobre ser "grave" depende totalmente de cómo lo mires pero puedo fácilmente resumir la situación en dos palabras: Estoy enamorado – declaró seriamente – total y perdidamente enamorado.

-Oh ¿es así? – Gritó ella emocionada – ¡Espera! No me lo digas: Es Alec ¿verdad? – y como confirmación el otro sólo asintió con la cabeza – ¡Sí! ¡Lo sabía! ¿Cómo no saberlo cuando lo primero que hiciste fue traerlo conmigo? En tus cartas siempre hablas de él, aun cuando se disgustan dices cosas buenas y además la forma en que lo miras... ¡Dios! Vincent solía mirarme de esa manera cuando... bueno, tú entiendes.

-¿Lo extrañas? – preguntó el pelirrojo de forma solemne. Era raro que Amelia hablara de su viejo amor Vincent y cuando lo hacía era difícil saber si estaba contando un recuerdo triste o uno feliz.

-Siempre. ¡Pero bueno! Tú y yo sabemos que suelo desviarme cuando comienzo a hablar del pasado así que volvamos al asunto principal: ¿Alec sabe que lo amas?

-Se lo confesé hace poco pero... bueno, las cosas no salieron del todo bien.

-¿No? pero... pero acaba de irse de tu casa y por la forma en que se comporta contigo pensé...

-Él sabe que lo amo y yo sé que devuelve mis sentimientos, pero honestamente él mismo no sabía que podía sentirse atraído por los hombres hasta que me besó. Súmale a eso que su familia es muy tradicional y...

-Y no lo ha tenido fácil para admitir que lo que siente por ti es amor y no amistad – comprendió.

-¡Tú lo has dicho!

La chica de cabello oscuro jugueteó momentáneamente con uno de los largos mechones antes de enfocar sus ojos azules en el pelirrojo frente a ella.

-Cariño, tu forma de hacer las cosas es más de llegar un día a visitarnos con él colgando de tu brazo que de pedir una visita ¿hay algo que no me estás diciendo en todo esto?

Una sonrisa maliciosa dejó la respuesta clara.

-Ay honestamente ¿por qué puedes leerme con tanta facilidad?

-Porque te conozco bien... y porque tú y yo somos muy parecidos. Bien, ahora dime ¿cómo es que estás tan seguro de que lo que Alec siente por ti es lo mismo que sientes tú por él y qué es lo que hiciste al respecto?

-Yo... puede que haya hecho una pequeña trampa para averiguarlo.

-¿Una pequeña trampa? – Preguntó con gesto pensativo antes de que sus gestos se iluminaran con sorpresiva comprensión – ¡Emmet! ¿Hiciste lo que pienso que hiciste?

-Si estás pensando en cierta mezcla color rojo... entonces sí. Hice justo lo que estás pensando.

-Tú... ¿lo drogaste o...?

-Justo lo que piensas que hice. Pero tuve mis motivos.

-De alguna manera lo dudo.

-Sólo escucha: hace algunos meses su madre murió y él se emborrachó tanto como no lo había visto hacerlo antes. En esa ocasión no quise dejarlo solo y cuando lo ayudé a llegar a la cama él me miró y me dijo que...

-¿Qué....? – presionó ella.

-Bueno, dijo tonterías... muchas tonterías e incoherencias en realidad pero, entre todo lo que dijo dio a entender que último que le había dicho su madre era que buscara a la mujer indicada y formara una familia... después comenzó a reírse y sus palabras exactas fueron "Emmet ¿para qué quiero a una mujer que me aleje de ti?"... quise preguntarle qué quería decir con eso pero entonces se quedó dormido (en mi regazo, dicho sea de paso) y a la mañana siguiente no recordaba nada. Obviamente no me pareció oportuno traer el tema a colación pero...

-Pero sus palabras clavaron una duda en tu mente ¿verdad?

-Sí.

-Y cómo no quisiste quedarte con el "qué pasa si..." le diste algo para hacerlo perder las inhibiciones – no era una pregunta tanto como una acusación.

-Si se lo preguntas a él va a echarle la culpa al alcohol – intentó justificarse el pelirrojo –. En realidad bebió bastante esa noche así que no tiene por qué sospechar que el beso que me dio fue consecuencia de las galletas que compartimos esa mañana y no de los mojitos que un tipo llamado Christian le desafió a beber.

-Y supongo que después no fuiste para confesar lo que hiciste y aclarar las cosas.

-¿Con su carácter? ¡Dios no! Mira, si fuera alguien que grita y ya no me preocuparía, pero su silencio helado es francamente tan... tan...

-¿Aterrador?

-Sí.

-¿Más aterrador que mi padre enfadado?

-Tan aterrador como tu padre sonriendo.

-¿Qué? ¡No! No... Emmet eso no te lo creo.

-Lo juro.

-Vaya. Pero entonces...

-La verdad es que lo asusté. Te lo dije, él no se había atrevido a reconocer que le gustaban los hombres y de pronto estoy yo ahí besándolo como si se me fuera la vida en eso y casi rogando que hagamos algo más...

-Algo cuyos detalles más te vale contarme.

-¡Por mi vida que no! – respondió el pelirrojo asustado y con el rostro encendido.

-Oye ¡cálmate! Sólo estaba bromeando – explicó ella entre risas – pero ¡en fin! Te moviste demasiado rápido, lo hiciste salir corriendo y ahora estás dispuesto a lo que sea para que un error tonto no termine separándote de la persona con la que estás dispuesto a compartir tu vida. ¿Es un resumen correcto de la situación?

-Si cambias "la persona con la que estás dispuesto a compartir tu vida" por "el hombre que le da sabor a tu vida" entonces lo será.

-¡Tan poético! Emmet eso estoy... tan... ¡tan orgullosa! ¡Y tan feliz por ti! Mira que aunque no lo conozco lo que nos has contado de él es suficiente como para que sepa que es perfecto para ti y... y... ¡espera! Sobre nuestra familia ¿él aún no sabe eso, verdad?

-Mmm... no. Aún no.

-Ah, ya. Y por casualidad ¿piensas decírselo antes o después de...?

-Tendrás la respuesta a esa pregunta y a muchas más cuando escuches mi plan.

-¿Tú plan para apoderarte completamente de ese chico tan lindo y dulce?

-Sí.

-¡Perfecto! Ahora: te escucho con atención.

ALECWo Geschichten leben. Entdecke jetzt