| Capítulo 5

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«Algunas luces son un poco ambiciosas, incluso algunas no tienen ningún rumbo en la vida»

— Traigo mi carta de renuncia. — Murmuró un pálido Alfa de ojos felinos, intentando no cruzar miradas con su ahora ex mejor amigo.

Después de todo lo ocurrido, Mew tomó la decisión de renunciar al puesto que tenía en la empresa de Bright, no solo por el hecho de que sería incómodo, se sentía avergonzado, su conciencia estaba sucia y él también, había echado a perder años de amistad, una amistad la cuál no merecía ahora.

Esa noche Bright llegó a su departamento, sintiendo todo silencioso y vacío, su lobo se empezó a sentir un poco triste, pues estaba acostumbrado a oír los chillidos de su ex pareja, sentía enojo aún, pero eso no quitaba que había llevado años de relación con el Omega y que habían sido muy buenos para él, pero todos una mentira.

Durmió con un espacio de sobra en su cama, se tuvo que hacer el desayuno él sólo y aunque no fue fácil, aprendió a freír un panqueque sin quemarlo después de varios intentos, pero no le importó, disfrutó el pasar ese pequeño tiempo con él mismo, comprendiendo que la traición sería algo complicado de superar, pero tarde o temprano pasaría.

Ahora el que ya no era su hermano estaba parado al frente suyo, sin dirigirle la mirada y pidiendo que su carta sea aceptada, pero a quién vamos a engañar, incluso la persona más pacífica guardaría resentimiento en su interior.

— Está bien, ahora vete y por favor no vuelvas a pisar esta empresa sin mi permiso en un buen tiempo. — Respondió el azabache, mirando la pantalla de la máquina que tenía en frente, el chico pálido suspiró, quería arrodillarse y pedir disculpas, pero las palabras no le salían de la boca, actuó como un cobarde y estaba pagando las consecuencias, seguidamente y con un peso en la espalda salió de la oficina.

En unos minutos llegaría el antiguo amigo y vaya que Bright tenía ganas de verlo.

De pequeños eran inseparables, corrían para aquí para allá, cachorros jugueteando de manera tan descuidada y tierna, todos los que los rodeaban juraron que esa amistad no iba a durar mucho tiempo, pues por un lado el chico de abdomen como tableta de chocolate soñaba con ser bailarín, mientras que el chico de labios en forma de corazón soñaba con ser empresario de la ciudad.

Tomaron sus propios caminos, distanciándose por un buen tiempo, perdieron contacto e incluso creyeron que las personas tenían razón, esa amistad no daba para más.

— ¿Esta es la oficina de Bright Vachirawit Chiva-aree?

Pero ahora ambos estaban frente a frente, con sonrisas sensibles al darse cuenta de cuánto habían crecido y todo el tiempo que había pasado, se miraron con tristeza también, pues ninguno la había pasado fácil y verse ahora así, fue totalmente conmovedor, aún podían verse cuando eran pequeños y tenían pequeñas peleas, pero a pesar de todo seguían siendo el par inseparable de la escuela, de la cuadra y de las fiestas.

— Cuánto tiempo, mi querido Off.

Ambos se sumieron en un fuerte abrazo, recuperando los años perdidos de amistad entre los dos, Off estaba tan sensible que incluso derramó unas cuántas lágrimas, sabiendo que pronto llegarían las risas de su amigo.

— No cambiaste nada, sigues siendo un llorón.

— Y tú sigues siendo una pasa arrugada y negra.

Estallaron en risas, ahora empezando a darse leves golpes entre ellos, sin duda ninguno había cambiado, Off iluminaba a Bright con su alegría, con su sinceridad y lealtad, mientras que el azabache abría puertas de oportunidades a su querido amigo gracias a su inteligencia, el apoyo que le brindaba y lealtad mutua.

Manos de Ángel | BrightWin | Adaptación ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora