| Capítulo 8

1K 134 5
                                    

«Ya sé que estás lejos de mí, pero al menos, por favor, ¿podrías quedarte en mis sueños?»

Cuenta el viejo libro histórico de una bruja blanca, que el amor mutuo de dos lobos era más fuerte que cualquier otro amor común, era tan fuerte que podía derrotar mares de sangre y plagas que atentaban contra el amor que se tenían.

Pero había algo con lo que no podían luchar, algo para nada maligno pero muy poderoso y fuerte, incluso más que el cariño que esa pareja pudo haber tenido.

El destinado.

La bruja blanca contaba que tu predestinado podría estar en cualquier parte del mundo, donde menos te lo esperas y quién menos creas.

No puedes evitarlo, al ser tu destinado con tan solo mirarlo ambos caerán rendidos de amor el uno por el otro, sus almas fueron escritas para estar juntas pase lo que pase, no pueden vivir separados ni con un corazón roto, en ese caso, uno de los dos tendría que sacrificarse y morir para que el otro pueda salvarse y continuar su vida.

Saber que encontraste a tu destinado es fácil para los lobos, ya que ambas almas se reconocen al instante por la madre Luna que tiene ya hecho el destino de ambos, pero para la mente humana que comparten era difícil, ya que necesitaban pasar por varias etapas para que se den cuenta.

"Tus ojos brillarán de dorado una vez me hayas reconocido, créeme que una vez eso pase, viviremos unidos para toda la vida gracias a Madre Luna. Pero si quieres cambiar ese destino moriré por ti, por tu alma pura y por tu inocencia ingenua, moriré para que vivas lo que yo no pude vivir, moriré para que sepas que siempre habrá alguien que entregará la vida por ti y que ese soy yo, pero cuando ambos volvamos a nacer el ángel negro nos devolverá la memoria y nuestras almas volverán a encontrarse, así, hasta el demonio más insensible tendrá conocimiento de lo fuerte y enorme que fue mi amor por ti."

— Bright t-tú... Encontraste a tu destinado.

— ¿Qué cosas dices?

— Bright... Oh Dios, estoy tan feliz por ti. — Murmuró el pequeño Omega con una gran sonrisa en sus labios, confundiendo cada vez más al mayor.

— ¿De qué hablas, Gulf? Vete, de seguro estás inventando todo para que te perdone.

— Me voy, pero Bright, acabas de encontrar a tu destinado, piénsalo bien y acércate más a él, ¿si? — Seguidamente tomó sus cosas y salió de aquella oficina con una sonrisa en sus labios al saber que ese buen Alfa había encontrado a su destinado y que ahora tendría a una buena persona para amar.

[...]

— Pero yo te dije que no quería ser tu amigo.

— N'Win pero yo sí, podemos serlo, no veo el porque no.

— ¡Es que eres un Alfa tonto!

— ¿Lo ves? Ya me tratas con confianza, entonces sí podemos ser amigos, mh. — Exclamó el mayor mirando al Omega que se encontraba sentado frente a él con una sonrisa victoriosa.

— Tú no te cansas, ¿no?

El Alfa suspiró cansado hasta que se le ocurrió una maravillosa y a la vez mala idea.

— Si no vas a ser mi amigo entonces se mi maestro. — Dijo emocionado, sabía que probablemente eso terminaría en un terrible desastre, pero se acercaría más al castañito fuera lo que fuera, su Alfa por alguna razón tenía la necesidad de tener más interacciones con el pequeño que a pesar de su rebeldía y mal genio, le agradaba demasiado.

— ¿Maestro de qué? — Miró confundido el menor sin entender la situación

— De cocina. — Sonrió victorioso, esperando convencer a Win de hacerlo. — Quiero que me enseñes a cocinar, hace unos días me di cuenta que debo aprender a vivir sin comida instantánea y, ¿que mejor que aprender con el mejor cocinero que ha tenido la cafetería?

Manos de Ángel | BrightWin | Adaptación ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora