| Capítulo 9

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«Tus ojos son el río en el que quiero morir»

— Hoy te enseñaré a hacer unos deliciosos fideos de tomate. — Exclamó un feliz y emocionado Omega, poniéndose en seguida un delantal rosa pastel que tanto le gustaba, para después acercarse a su mayor y colocarle con cuidado su delantal naranja.

— Yo no sé picar tomate, Win.

— Pero yo te enseñaré, P'Baii.

— ¿Baii? ¿Un nuevo apodo? Al menos es mejor que el otro. — Bromeó el mayor soltando pequeñas risas, ordenando los ingredientes en la barra donde trabajarían juntos.

— Tú con nada te conformas. — Murmuró el castaño acompañando las pequeñas risas del Alfa con las suyas. — Primero cocinaremos el pollo en agua, así que pon en una olla agua, ¿si? Yo cortaré el pollo.

El oji-café asintió obediente, siguiendo las instrucciones de su querido profesor que ahora estaba cortando el pollo en planchas que pudieran alcanzar para dos platos, lo cortó con cuidado de no lastimarse y de no cortar de más, guardó el pollo restante en la nevera cuando acabó su tarea, seguido por colocar las planchas en un plato, poniéndole un poquito de sal para darles una leve sazón.

— ¿Ya tienes lista el agua?

— Si, pero será difícil de mover la olla.

— ¿Por qué? — El castaño se giró, viendo con el ceño levemente fruncido como el Alfa trataba de levantar la olla la cuál estaba llena por completo, no pudo evitar suspirar pesado, negando. — Esa es mucha agua para dos planchas de pollo Bright, tenía que ser menos, ¿ahora que haremos? No podemos desperdiciar mucha.

— Pero no especificaste... — Susurró un castaño haciéndose el lobo regañado, para después suspirar y vaciar hasta la mitad el agua en otra olla. — ¿Así está bien?

— Mucho mejor, bobo. — Murmuró un pequeño Win intentando aguantar la risa, pues el Alfa si que era torpe en la cocina, pero a la vez le daba ternura pues la mayoría de Alfas tenían una agenda muy apretada, pero además de eso algunos pretendían tener una imagen seria y en ocasiones ruda, entonces aprender a cocinar y tener a un Omega de profesor no ayudaba mucho a mantenerla. — Ahora prende la cocina y pon a calentar el agua, cuando empiece a hervir pondremos el pollito.

— Bueno, prender la cocina si sé. — Manifestó el de piel blanca un poco avergonzado, haciendo lo que el castaño había pedido.

— P', ¿quién no sabe prender la cocina?

— Yo aprendí tan solo hace unos meses... — Murmuró el azabache avergonzado, colocando la olla de agua en la estufa, para después girar a mirar al pequeño que se encontraba observándolo con una sonrisa divertida.

— Eres un bobito. — Ambos soltaron pequeñas risas, después de que el menor recibiera ese lindo regalo por parte del Alfa el ambiente se había vuelto feliz y armonioso, ambos se sentían cómodos incluso si no había diálogo, o si solo habían pequeñas risas, ambos disfrutaban estar juntos en esos momentos. — Es hora de hacer el aderezo, yo cortaré el tomate y tú la cebolla, recuerda hacerlo en cuadraditos super chiquitos, porfavor no vayas cortarte los deditos.

— Claro que no lo haré, no soy tonto.

— ¿Ah sí?

— Tal vez un poco a veces, pero no siempre.

Ambos volvieron a reír con suavidad, para después seguir con sus deberes, el menor cortó el tomate de manera fina y pequeña para que no fuera incómodo comerlo, lo hizo rápido pues ya tenía experiencia, pero al mirar lo que hacía el Alfa a lado suyo no pudo evitar suspirar pesado, negando.

Manos de Ángel | BrightWin | Adaptación ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora