| Capítulo 16

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«Sueña, después de tantas dificultades vas a poder florecer»

Después de ser atrapado con las manos en la masa, el ambiente se tornó algo incómodo, cuando cruzaban miradas solo soltaban risitas nerviosas y aunque Win trataba de evitar sus pensamientos repetitivos, simplemente no podía, el hecho de que haya encontrado a su casi novio husmeando en su ropa interior lo avergonzaba, pero por alguna extraña razón, también lo hacía sentir especial.

— Ya acomodé las cobijas, P'... Espero estés cómodo, yo dormiré en la sala. — Tenía sus lindas mejillitas teñidas con un leve color rosa, el cuál le hacía ver tan tierno que el gran Alfa se debilitó ante lo hermoso que era Win, se acercó al más bajo para poder tomarlo en sus brazos y después dar un pequeño beso en los gorditos labios que lo caracterizaban tanto.

— Por favor abrígate, uhm... De nuevo te ofrezco unas disculpas por haber tocado tu ropa interior, fue... Inevitable.

— No te preocupes P'... No sabías donde estaban las cobijas, no hay problema. — Una sonrisita coqueta y tímida se formó en los labios rositas de el Omega, los cuáles fueron besados con cariño por parte del Alfa.

Sus boquitas empezaron a besarse con lentitud, creando pequeños chasquidos que se escuchaban en la habitación, las manos más grandes fueron a la cintura contraria para poder tener mejor acceso a la hora de dar caricias. Se separaron con lentitud, pues aunque no querían, dependían del oxígeno el cuál les llegó a faltar por lo largo que fue el beso, ambos se sonrieron con tímidez, sin saber que decir.

— Y-yo... Iré a dormir.

— Si, anda, y por favor abrígate, no quiero que mañana tengas un resfriado.

— Claro que me abrigaré, solo por ti. — Arrugó su naricita con dulzura, haciendo que el azabache soltara una risa por la ternura que tenía antes sus ojos. — Buenas noches P'Baii, sueña con los angelitos.

— Soñaré contigo. — Antes de que Win se fuera, plantó un beso fugaz en los preciosos belfos, dueño que salió corriendo de la habitación con su corazón a mil.

Win sabía que esa noche no podría dormir por varias razones, tenía a su Alfa en su cama, eso lo emocionaba pues el aroma de Bright se quedaría al menos tres días impregnado entre sus sábanas. Pero había algo que quería hacer desde hace mucho y aunque no encontró el valor para hacerlo antes, ahora lo haría, en su pecho sentía una terrible presión la cuál lo hacía dudar de lo que estaba por hacer, tomó el teléfono de su hogar con sus manos temblorosas, observando de manera indecisa las teclas numéricas, hasta que por fin, marcó el número que se sabía de memoria desde que era un niño en kínder, puesto a que sus maestras le obligaban a aprender los números de sus tutores y ahora lo agradecía.

Escuchó el típico sonido de la línea en espera, cosa que lo hizo poner aún más nervioso, sentía incluso sus ojos cristalizarse por la terrible ansiedad que estaba sintiendo, era el cumpleaños de su padre.

— ¿Bueno..? — Se escuchó la voz de una mujer de mediana edad que se escuchaba algo cansada, pues era casi media noche.

— Mami... Hola... — Susurró mientras veía a un punto fijo de la habitación, escuchó un suspiro pesado por el otro lado de la línea.

— ¿Qué quieres? — Preguntó la brusca voz que hizo al pequeño cachorro volverse pequeño y temblar en su sitio.

— Yo solo marcaba para saber cómo están, los extraño m-mucho... Además es cumpleaños de papá y so... — Su voz estaba quebrada, y que su progenitora le haya cortado la palabra no ayudaba mucho con sus nervios.

— Exacto, es el cumpleaños de tu padre y no quiero que este día que iba muy bien se arruine porque un inservible e inútil bastardo lo llame. — Habló la mujer entre susurros llenos de cólera.

Manos de Ángel | BrightWin | Adaptación ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora