Capítulo 16. 1era. Parte.-

15 5 4
                                    

En el Hospital 

Abrí los ojos lentamente, los sentía pesados, sentía dolor en todo el cuerpo, más en la cabeza, la siento apretada, ¿Dónde estoy? fué en lo primero que pude pensar; miré a mi alrededor, ¿qué me había pasado? Tenía agujas por todas partes y un tubo dentro de mi boca, además tenía un pequeño tubito por mi nariz con oxígeno. El suero que me habían puesto, ya estaba casi vacío, casi no podía moverme.

En ese momento entró alguien, era un joven, al parecer el doctor, llevaba una bata blanca, era muy joven por lo menos yo lo veía así, tenía el cabello húmedo como que recientemente había tomado una ducha le caía en el rostro, lo miré confundida. Se acerca a mí y se presenta:

- Buenos días señorita Nathalia, por fin te despiertas, soy el Doctor William, para servirle.

Empezó a revisarme y me quitó el tubo de mi boca y el tubito de oxigeno de la nariz y me pregunta:

- ¿Cómo te sientes?

- Hola Doctor, con la voz un poco cortada, ¿Qué me sucedió? ¿Cuánto tiempo llevo aquí? - le pregunté

- Tienes tres días aquí, tus amigos te trajeron desmayada y sin conocimiento, tenías un golpe en la cabeza y habías perdido mucha sangre, pero gracias a Dios te trajeron a tiempo –me dijo.

- ¿Un golpe en la cabeza? Le pregunté de inmediato, y las lágrimas salieron a apresuradamente de mis ojos, pensé, entonces me descubrieron.

En ese momento el doctor sacó un pañuelo y trató de secarme las lágrimas, y me dice:

- Pero no te preocupes, todo ya está bien, tus amigos han estado muy preocupados por ti, eres muy querida – me dijo el doctor al verme nerviosa y llorando.

- Pero es que...Intenté decirle algo.

Pero me detuvo se acercó aún más a mí y me dice con una media sonrisa:

- No te preocupes, ya todo está bien... princesa Analís. Tu secreto está a salvo, nadie sabe ni sabrá nada, solo yo te atendí ese día y mi enfermera de confianza y ella tampoco dirá nada.

Abrí los ojos como platos, creo que, en ese momento, sí se detuvo mi corazón, no pude pronunciar una sola palabra; aunque toda la cabeza cubierta con una gasa, no se darían cuenta y eso me hizo sentirme más tranquila, pero un extraño me reconoció. ¿Cómo pudo saber quién era yo? Entonces le dije:

- Yoooo.... Estas equivocado, me estas confundiendo, no soy esa persona que dices.

- No te preocupes, no se lo diré a nadie más, puedes confiar en mí, con la pena que te pude conocer en esta situación, aun así, me siento feliz por ello. Déjame presentarme, soy tu primo, hijo de tu tío Esteban, lo supe porque casualmente mi padre estaba visitándome ese día, y cuando te trajeron supo que eras tú lo vi muy preocupado, le pregunté y me contó todo –me dijo. Eres una personita muy especial prima, ya sabes estoy aquí para ti, cuentas conmigo también y me abrazó.

La verdad es que mi tío Esteban conocía todo mi plan, en alguna ocasión me invitó a su casa, pero nunca logré la oportunidad de ir, no conocía a mi primo y mis dos primas, cuando no reuníamos era por muy poco tiempo, pero en ese momento que mi primo me abrazó me sentí contenta de poder contar con alguien más de la única familia que tenía en ese momento. Nunca conocí de la familia de mi madre, no hubo tiempo.

- Primo.... -Solo dije. Gracias por todo, y empecé a llorar nuevamente, yo soy una persona muy sensible.

- No llores prima-me dijo. Eres muy hermosa, todo va a estar mejor de ahora en adelante; aunque casi no tengo tiempo, pero lo sacaré para que podamos salir entre veces.

Comenzó a secarme las lágrimas que salían como un rio de mis ojos y me abrazó nuevamente, me sentía bien. La verdad le agradecí esas palabras. En ese momento entraron mis amigos Ami, Leslie y Marcos, quienes al ver la escena se quedaron parados en seco.

Cuando los miré, busqué con mi vista a la primera persona que querría que estuviera, Lanoy, pero no estaba entre ellos, así que, les grité:

- ¡Hey chicos! Vengan, entren no se queden ahí... Entonces dijo William.

- Disculpen, acaba de despertar y no he salido a avisarles, tenía que hablar algo con ella primero.

- Está bien -dijo Leslie. ¡Qué bueno que despertaste amiga, nos diste un buen susto no lo vuelvas a hacer!, pero estas ocupada y no queremos molestar...

William se paró de inmediato de la cama donde estaba sentado, al parecer los chicos habían mal interpretado, y necesitaba aclarar de inmediato este mal entendido.

- Chicos. Este es el Doctor William, bueno supongo que lo vieron primero que yo, ya que como saben él es quien me ha estado atendiendo, pero la sorpresa que me he llevado -continué diciendo. Es que es mi primo.

- ¿Tu primo? –gritaron a una vez.

- Sí, me sorprendí también, es hijo de mi tío Esteban, ¿no es grandioso? - les dije emocionada.

- ¡Claro que sí! !Contamos con un primo! -dijo Ami. Y mira, ustedes se parecen un poco.

- Así es –dijo William. Bueno las dejo, tengo otros pacientes que atender, te veré luego cariño. Se acercó a mí y me dio un beso en la frente, y se alejó dejando todo en silencio.

Tan pronto se fue, llame a Leslie para que se acercara a la cama, estaban todos sentados en un sofá que había en la habitación, rápidamente le pedí a Leslie que me contara que fue lo que sucedió el día que me ingresó al hospital. Y comenzó a decirme...

Cayendo en tus AlasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora